(FIC) Ganas

Shot♥ ^^ Tuve la idea rondando por mi cabeza un buen rato (días) pero no lograba dejarlo fluir por culpa de las prácticas en la universidad que tenía encima D:

Culpable de mi pornosidad ----> Kim Junsu♥ y sus fotos en la revista @Star1

Título: Ganas
Autora: Axy
Parejas: YooSu
Género: Romance
Advertencia: NC-18/LEMON


Las fotos culpables:

Había sido inevitable verlo y lanzarme directo a su boca rosada. Todo, TODO su cuerpo me llamaba a gritos desesperados y tuve que responder. ¿¡Quién le manda a derrochar sensualidad por todos lados!? El es consciente de que mi autocontrol, en lo que a su persona respecta, es CASI nulo; todo él es como un imán que me atrae irremediablemente.

Y verle así en esa revista… (Obviaré detalles acerca de mis celos desenfrenados)… ¡DIOS! Sabía que mi novio era un “poema a la perfección” andante, pero ¡ESAS FOTOS! ¡Esas fotos eran tan endemoniadamente irresistibles! Se le veía tan bien con cada ropa, cada pose, cada gesto… ¿¿Y encima la gente me pregunta que tanto le veo a Kim Junsu?? ¿¡Pero que acaso no es más que obvio!?

***

-Sé que eres mi fan número 1, Yoochun-ah; pero no era necesario que comprarás literalmente 50 copias de la revista- bufó entrando al apartamento, topándose con las cajas que dejé regadas en el suelo apenas llegaron. Solté la revista que tenia entre mis manos, dejándola sobre el sofá y sonriente me acerqué a recibirlo.

-Déjame ser feliz pensando que he privado a 50 personas de recorrerte completito con la mirada- apenas respondí, abrazándole de la cintura para besar ese piquito que forma con su boca.

-Sabes que sigue existiendo el internet, ¿no?- me pregunta con una sonrisa radiante, de esas que me roban otro poco la cordura.

-Shh, no me des más ideas- rio con él y vuelvo a buscar sus labios, acariciándolos despacio con los míos, robándole suspiros enamorados que me hacen sonreír; porque me demuestran que me ha extrañado tanto como yo a él.

-Hueles a vino- dice al separarnos, apoyando su cabeza sobre mi hombro mientras lo abrazo.

-Tome una copa hace rato… se me antojó luego de verte tomar una en esa revista- (Esta foto)

-Solo la acerqué a mi boca… y no aguanté mucho, el olor era desagradable- lo fui jalando conmigo hacia el sofá, sentándolo sobre mi regazo.

-¿Entonces yo también huelo mal?- pregunté delineando con mis dedos sus perfectas mejillas, viendo como se arma un gesto pucheroso en su rostro.

-Es diferente~ Me gusta como huele cuando eres tú el que trae el olor encima- sonríe contra mi mejilla y rodea mi cuello con sus brazos –Chun, ¿de casualidad hay alguna foto que te haya gustado más?- pregunta quedito cerca a mi oído, obligándome a buscar con la mirada la ubicación de la famosa revista.

-Me encantan todas, tanto como lo mucho que me encantas tú; pero si tengo que escoger, diría esta- con la mano libre pasé las páginas hasta toparme con esa foto que me arrancó una sonrisa en el primer instante. (Esta foto)

Se separó de mí lo suficiente como para mirar con detalle lo que le mostraba bajo mis dedos, sonrió lindamente y dejó un beso en mis labios.

-Volveré en una hora~- dijo poniéndose de pie, volviendo sobre sus pasos hacia la puerta del departamento.

…¿“Volveré”?… ¿Se iba a ir?

-¿¿Una hora?? ¡Pero acabas de llegar!- casi chillé desesperado, lo había estado extrañando como un idiota todo el día, ¿para que venga y me diga que va a volver a irse?

-Ya vuelvo Chunnie~- me guiñó el ojo y cerró la puerta tras de sí.

-¡¡ME ESTÁS DEJANDO CON LAS GANAS!!- la frustración pudo más con mi autocontrol y terminé lanzando esas palabras a los cuatro vientos, antes de caer sobre el sillón una vez más.

Mi teléfono sonó a los pocos minutos, con el típico tono que tengo para los mensajes de Junsu.

“Gracias por anunciarle a toda la cuadra que ‘te dejé con ganas’. No tardaré~ Te amo”

***

Había pasado ya una hora entera… seré más preciso, ha pasado una hora con cincuenta y tres minutos y Kim Junsu, mi puntual novio (nótese el sarcasmo), aún no regresa al apartamento. Me había dado incluso tiempo para meterme a la ducha, salir y cambiarme 2 veces.

Volví a marcar su número, oyendo por milésima vez el buzón de voz.

“¿Ya vas a venir?”

Le mandé un mensaje, apoyándome en el umbral de la puerta de mi habitación. La tonada de respuesta sonó a los pocos segundos.

“Ya llegaré~ ¿Por qué tan desesperado?”

¿¡Y encima me lo pregunta!?

“¡No estoy desesperado! Y si lo estoy es por tú culpa, tú eres el que está llegando una hora tarde”

Sonreí mirando la pantalla del teléfono celular, hace tiempo que no hablábamos por mensajes. Casi había olvidado esa sensación emocionante de esperar una respuesta.

“Que esto te sirva para practicar tu paciencia Yoochunnie ^^” leí soltando una carcajada.

“Sabes que si se trata de ti, nunca seré paciente” respondí rápido, caminando hacia la cocina para sacar una lata de cerveza mientras esperaba.

“Solo hablas así cuando estas con ganas” pude imaginar su rostro haciendo esos gestos de disgusto fingido frente a mí.

Ni siquiera me había dado tiempo de abrir la lata, así que la dejé a un lado para seguir escribiendo.

“Hablo en serio Susu~ Quiero verte ya”

Un ruido parecido a una risa familiar me hizo voltear el rostro, antes de sentir en teléfono vibrar bajo mi mano, obligándome a volver la vista a la pantalla.

“Abre la puerta ♥” leí en voz alta, dejando el móvil sobre la mesa antes de salir hacia la sala con una sonrisa adornándome los labios.

Abrí la puerta; encontrando a mi novio de pie, con un largo saco negro de cuello alto que apenas me dejaba entreverle los ojos y el cabello peinado hacia atrás. Entró sonriente, esperando a que cierre la puerta y le devuelva mi atención.

-¿Dijiste que esta ropa te gustaba?- preguntó quitándose el saco.

Llevaba lo mismo de la foto que le mencionara más temprano. Un pantalón de vestir entallado junto con una camisa entreabierta a la altura del pecho; ambas prendas en color negro, haciendo juego con su cabello castaño oscuro, pulcramente acomodado hacia atrás. Aquel conjunto le daba ese aire maduro y sexy que me provocó la más descontrolada revolución hormonal que había tenido desde hace ya varias semanas.

Y aquí vuelvo al principio de mi historia…

Su cuerpo perfecto, sus gestos provocativos, su sonrisa matadora, sus labios rosados, todo… TODO en él me llamaba a gritos. Y así hubiera tenido todo el autocontrol del mundo, él (como de costumbre) es la única persona sobre la faz de esta tierra que puede mandar todas mis fuerzas, todas mis barreras y todo mi control al mismísimo infierno en una milésima de segundo.

En menos de un parpadeo una de mis manos ya estaba en su nuca, demandando más contacto en ese beso profundo y desesperado que compartíamos. Sus manos se aferraban a mi cintura, y presionaban mi piel cada vez que mi lengua dentro de su boca le provocaba un sobresalto.

Sus labios sabían a sandía; y eso era una prueba obvia de que había estado en la disquera con nuestra estilista, porque él es el único que suele comer fruta mientras lo arreglan. Por culpa de mis pensamientos no noté el momento en el que empezó a jalarme hacia la habitación, pero lo detuve en medio del pasillo.

Esta vez fui directo a su cuello, mientras lo empujaba para dejarlo contra la pared.

-Mmm~ Yoochun~- gimió ronco en mi oído.

Paseé mi lengua sobre su clavícula, succionando con fuerza justo en la conexión de su cuello y hombro.

-Vamos a la cama~- jadeó contra mis labios, antes de pegarlos a los suyos.

Mis manos se deslizaron cuesta abajo, delineando su delgada cintura con mis dedos sobre la tela de la ropa; llegué a esa perfecta curva por debajo de la cadera y me tomé un minuto entero para deleitar mi tacto sobre ese firme y apetecible trasero. Presioné su cadera contra la mía, sintiendo al instante un chispazo de placer recorrerme el cuerpo.

-Ya te esperé suficiente, no te llevaré a la cama esta vez- sonreí sobre su boca, apenas separándome para hablar.

-He oído por allí que quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea- rió rodeando mi cuello con sus brazos, frotándose descaradamente contra ese bulto incómodo en mis pantalones.

-Ngh~ ¿Qué te parece… si mandamos la paciencia a la mierda… y me das lo que deseo?- pregunté simplemente, dejando que mi novio me quite la camiseta con rapidez. Sus manos tibias palpaban la piel de mi pecho mientras nuestras bocas se fundían una vez más.

-Me gusta cuando eres algo vulgar- balbuceó entre jadeos con una sonrisa en el rostro. Logré desabrocharle los pantalones, bajándolos junto con el bóxer lo suficiente como para poder cubrir su erección semi despierta con mi mano – ¡Mmmhhg! ¡Chun!- chilló retorciéndose bajo mis atenciones.

-Oh, fuck~ ¿Cómo diablos me he aguantado hasta ahora?- su boca no se despegaba de la mía, ni siquiera para dejarme hablar; la punta de su hinchada entrepierna se apoyaba sobre mi vientre mientras yo imponía un ritmo en los movimientos de mi mano.

-Mm~ ¿Sigues teniéndome ganas Chunnie?- soltó la pregunta cuando me separé para quitarle toda la ropa que traía de la cintura para abajo. Adiós pantalones, adiós bóxer, adiós zapatos; hola piernas y trasero gloriosamente sexy.

-¿Y lo dudas?- respondí contra su boca, alzándolo en vilo para dejarlo entre la pared y mi propio cuerpo. Sus piernas se enroscaron en mi cintura, haciéndome estremecer al sentir su erección pegajosa bajo mi ombligo.

Logré deshacerme de los botones de su camisa, pero no se la quité. Fui directo a lamer uno de sus pezones, la piel rugosa bajo mi lengua se endurecía al instante, y los gemidos alterados de Junsu se paseaban por el corredor como una melodía placentera.

-Ah~Ahh~ ¡Mmm! ¡Yoochun!- todos los ruiditos que escapaban de sus labios me estaban poniendo a tono de una manera inimaginable; los bóxers me ajustaban a tal punto que sentía doloroso seguir con los pantalones puestos.

-Ngh… hoy… hoy no seré tan delicado- gemí sonriendo contra su boca, bajando mi ropa hasta los muslos, distancia perfecta para que deje de estorbar.

-Mmm~~- se mordió los labios, y puedo jurar que me sentí desfallecer con solo rozar la punta de mi erección contra su entrada estrecha –solo hazlo despacio- susurró mirándome a los ojos, ahogándome en esas orbes color castaño que derriten hasta la última fibra de mi ser.

Me perfilé en el punto exacto y entré en un solo movimiento; atrapando en mi boca ese chillido incómodo que Junsu soltó mientras se aferraba con manos, dedos y uñas a mis hombros. La presión de sus paredes internas sobre mí era como un estallido de fuegos artificiales que subían desde mi vientre hasta la punta de mis dedos, ambos temblábamos presa del placer en el que estábamos sofocándonos de a pocos.

Mi cordura se fue a algún lugar recóndito dentro de mi cabeza y comencé a embestir contra su pasaje sin siquiera esperar un minuto a que se acostumbre. Aquella cavidad estrecha me estaba llevando al cielo.

El beso que compartíamos se transformó en un contacto húmedo y desesperado; su lengua chocaba y se enredaba con la mía; sentía su saliva contra mis labios, provocando ruidos indecorosos con cada movimiento.

Mis manos sobre su trasero imponían el ritmo, Junsu estaba más preocupado en dejar hinchados mis labios. Hasta que de su garganta comenzaron a brotar verdaderos gemidos de placer y con sus brazos alrededor de mi cuello comenzó a impulsar su cuerpo al ritmo de mis estocadas.

-Gooood~ Juuunsuu~- jadeé contra su oído, perdiéndome en su interior con más velocidad.

-¡Ahh! Mmm~ Más fuerte...- pidió buscando mi mirada desesperado.

-¿Quieres... más fuerte? Ngh~-

-Siiii~- gimió largo, excitándome otro poco -¡Ahh! ¿¿Piensas ponerte más grande??- jadeó con un dejo de incomodidad cerca a mi boca.

-Mmm~ Lo siento baby- sonreí con malicia, amaba hacerlo delirar.

Como pude pasé mis brazos bajo sus rodillas, obligándole a abrir más las piernas; apoyé mis manos en la pared y arremetí contra él con fuerza.

-¡¡Ahhh!!- chilló con ganas; llegué lo más profundo que pude, dejando mi cadera deliciosamente presionada sobre su trasero.

-¿Te gusta así?- pregunté en un susurro, besándole el cuello, sin moverme en absoluto.

-¡S-si!- casi gimoteó con las mejillas coloradas a más no poder – ¡Ah! M-muéveteee~- pidió alterado, pasando las uñas de sus dedos por mis hombros y mi nuca, tratando de aferrarse a la realidad.

Es que el simple hecho de tenerlo allí era como una fantasía hasta para mí. Apresado entre la pared y mi cuerpo; con la piel sudada y esa camisa abierta que se ha deslizado hacia abajo, dejando sus blancos hombros expuestos a mi mirada; con el cabello castaño desordenado luego de tanto movimiento; la boca rosada entreabierta jadeando mi nombre y esos ojos nublados en placentero deseo llamándome al pecado de la lujuria.

Y es entonces que sonreí antes de besarlo con algo más de ternura, susurrando ese “Te amo” que me corresponde sin dudar.

Presioné mi cadera contra su intimidad una vez más, antes de volver a embestirle con un poco más de fuerza esta vez. La posición de sus piernas me permitía llegar a ese punto que le enloquece con cada estocada, haciéndole casi gritar con cada movimiento.

-Ooohh~~ ¡¡Chuuuun!! ¡Ahh! ¡Oh God! Mmm~-

-¿Ahí?- pregunté antes de golpear con fuerza el lugar exacto.

-¡¡AAHHH~!! Siiiii~- chilló con la voz aguda, buscando mis labios con desespero.

-¿Otra vez? Nnnggh~- sonreí repitiendo la acción; cada vez que él se retorcía de placer su intimidad se estrechaba sobre mi erección haciéndome sentir escalofríos en todo el cuerpo.

-¡Yoochun! Ya no… ¡ah! Voy a… ¡¡¡¡OHMYGOD~!!!!- quiso detenerme, pero volví a embestirle, y no me detuve hasta que terminó de correrse sobre mi vientre.

Logré volver a poner sus piernas en torno a mi cintura y salí de su interior para bajarlo; se apoyó en mí apenas sus pies tocaron el suelo, su cuerpo aún temblaba producto del orgasmo. Le quité la camisa y dejé olvidado por allí el resto de mi ropa. Jalé a mi novio de la mano y llegamos a la habitación.

Junsu se tumbó boca arriba sobre la cama, abriendo sus piernas para sujetarlas con las manos bajo sus rodillas. Dándome la imagen más pornográfica (fue el único término que se me vino a la mente) que jamás había visto.

-Rápido- dijo en un jadeo, antes de recibir mis labios contra los suyos y mi entrepierna en su intimidad una vez más.

-Demonios Junsu~ Eres demasiado sexy- balbuceé sobre su cuello, embistiendo con velocidad, sintiendo corrientes eléctricas recorriéndome de pies a cabeza.

Todo empezó a nublarse, estaba cerca; comencé a perder el foco de todo lo que me rodeaba y mi pelvis tomó un ritmo frenético. Se sentía tan bien estar dentro de Junsu.

-Nnggh~ ¡Baby!- casi gruñí con fuerza, sentía su interior arder en fuego, quemándome la cordura, quemándome la piel, quemando por millonésima vez mi corazón y fundiéndolo en amor con el suyo.

-Ahh~ ¡¡Yoochunnie!!- gimió mi nombre y ambos caímos en aquel vórtice de placer intoxicante que es el clímax de cada entrega, terminé dentro de su intimidad y con una sonrisa boba busqué su rostro para besarle.

-¿Satisfecho?- preguntó respirando agitado, el también se recuperaba de ese 2do orgasmo que lo había cansado más de lo usual. Salí de su interior y me acomodé a su lado, abrazándolo contra mi pecho.

-Te amo baby- susurré encontrándome con su mirada y esas mejillas que se tiñen de rojo rápidamente –¿¿cómo haces para verte tan tierno y avergonzado luego de pasearte sexy por la vida??- pregunté entre risas mientras le acariciaba los cachetes colorados.

-¿¿¡¡Y cómo quieres que me ponga después de las semejantes perverticidades que me haces!!??- chilló con el rostro pintado intensamente –Yo vengo muy inocentemente a mostrarte mi ropa… ¡y tú con tus instintos violadores y sucios me atacas cuando no me doy cuenta!- hizo todo un melodrama entre mis brazos, frunciendo su boca en pucheritos que terminé besando presa de la tentación.

-¿Mostrarme? ¡Viniste directo a seducirme Kim Junsu! Y lo haces todos los días, a cada hora. Me seduces con tu cuerpo, con tu mirada y con tu sonrisa; me provocas y me dejas con las ganas cada que puedes- ataqué con besos trocitos de piel sobre su cuello, arrancándole unas cuantas sonrisas.

-Que suerte la tuya~ Poder deleitarte conmigo todos los días~- rió besándome los labios repetidas veces.

-Que modesto resultaste…- ironicé acomodando mis brazos alrededor de su cintura.

-Te amo Chunnie- dijo regalándome una sonrisa radiante antes de topar mi boca con la suya una vez más.

Y detallitos como esos son los que me hacen estúpidamente feliz y me enamoran cada vez más (si es posible) de esta personita perfecta que tengo entre mis brazos. A pesar de todo lo que pueda renegar por sus arranques de “hombre maduro” con los que se pasea últimamente; aunque se la pase siendo sexy por todos lados, obligándome a sentir celos hasta del aire que respira; siempre terminaremos de esta manera, envueltos en palabras dulces y románticas, en besos tiernos y caricias sutiles, que para cualquiera suenan empalagosas pero para nosotros es una muestra más de todos esos sentimientos que compartimos.

No sé quien le manda a posar así y con esos vestuarios en aquellas revistas que me sacan de mis casillas… pero veamos el lado positivo del asunto: Yo siempre seré el único que termine quitándole esa ropa para hacerle el amor.

*FIN*

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