(FIC) 27 Años ♥

Quizás el 15 de Diciembre ya vaya a terminar en Corea, pero aquí en Perú recién comienza~

Espero que el baby haya celebrado su cumpleaños como se lo merece: feliz, rodeado de sus familiares, amigos y todas esas personas importantes para él. Y ya quiero saber que le habrá regalado Chunnie este año *3* Ojalá y sea el anillo de compromiso ♥

Sin más, les dejo un shot para celebrar un año más de nuestro delfín hermoso ♥

Título: 27 Años ♥
Autora: Axy
Parejas: YooSu
Género: Romance
Advertencia: NC-18/LEMON



14 de Diciembre.

Un día antes de la celebración más esperada por las fans alrededor del mundo, el Xia Day, el cumpleaños de aquél cantante de sonrisa brillante que con su melodiosa voz puede conmover a quien se cruce en su camino.

Pero la fecha no solo era esperada por las fanáticas.

Cierto pelinegro daba vueltas una y otra vez dentro de su apartamento, las neuronas en su cerebro funcionaban a mil por hora y, por decirlo de alguna manera, su cabeza echaba humo de tanto pensar. Traía el ceño fruncido y los brazos cruzados, ocasionalmente paseaba una mano por sus cabellos, pero no dejaba de caminar.

-Esto me pasa por dejar todo a último minuto- balbucea entre dientes por milésima vez y sigue su rumbo hacia ningún lado en particular.

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Puede que hayan pasado horas desde que está allí sentado frente a la laptop cuando decidió dejar de caminar, pero aún así, no hay ni una sola idea que le haya saltado a la cabeza.

El reloj de pared marcó las 7 de la noche y el sonido del teléfono lo distrajo de su búsqueda interminable de opciones.

-¿Con el Sr. Park Yoochun?- una voz masculina preguntó al otro lado de la línea.

-Él habla- apenas respondió, paseando sus dedos por el puente de su nariz, estar frente a la pantalla de la laptop mucho tiempo le daba dolor de cabeza.

La llamada era de un hotel al que llamó unas horas antes, había querido hacer una reservación pero se la habían negado.

-Queremos solicitar sus disculpas, ya que estuvimos mal informados sobre la disponibilidad de las suites. Usted llamó pidiendo la suite matrimonial y se la negamos ya que en el registro figura como reservada cuando no es así. Si aún la desea, a modo de disculpa, se la estamos ofreciendo con el 40% de descuento más una cena para dos personas totalmente pagada en nuestro restaurante cinco estrellas. No fue nuestra intención quedar mal con su persona, esperamos pueda comprender-

¿Acaso los ángeles le habían mandado aquella llamada? Su rostro se iluminó en felicidad y gustosamente aceptó el ofrecimiento, oyó al hombre al otro lado de la línea disculparse unas cuantas veces más y luego confirmar su reserva para esa misma noche.

Apenas se cortó la comunicación marcó el número de su novio.

-¿Yoochun? Acabo de salir del estudio de grabación, estoy yendo a tu departamento- se apresuró en decir con un tono cantarín que provocó una sonrisa en el rostro del pelinegro.

-Baby, ¿quieres salir conmigo esta noche?- preguntó, apoyándose en el respaldar del sofá, dejando caer su cabeza hacia atrás, mirando el techo mientras oye las risas de su novio por él teléfono.

-¿Y me lo preguntas? ¡Por supuesto que sí!- suelta en un chillido emocionado y Yoochun podría jurar que se ha sonrojado lindamente.

-Entonces ve a tu casa a alistarte y te recogeré de allá a las 9 en punto, ¿está bien?-

-Si- responde quedito, con una sonrisa risueña adornándole los labios -Te espero entonces, nos vemos-

-¡Espera!- le detuvo antes de que logre cortar la llamada.

-¿Mm?- apenas responde, volviendo el celular a su oído.

-Te amo- confiesa una vez más en un suspiro, oyendo a cambio las risitas avergonzadas de su amado.

-También te amo- corresponde y esas ganas de abrazarlo y besarlo le recorren el cuerpo, en cierta forma le apena tener que esperar hasta dentro de 2 horas para verle.

-Nos vemos más tarde- se despide y con un cosquilleo en el corazón corta la llamada.

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La habitación de Junsu está totalmente revuelta, hay ropa por todos lados, sobre la cama, sobre los muebles e incluso en el suelo. El rubio daba vueltas por todos lados, poniéndose y quitándose una y otra vez las prendas.

-¿Por qué tengo que ser tan malo para escoger mi ropa?- renegó frustrado, habiendo decidido que los pantalones que trae puestos le quedan bien, pero la camisa color verde no combina.

Quizás tendría que recurrir a Jaejoong…

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-¿Entonces saldrán? ¿Sabes a donde van?- preguntó el pelioscuro mientras recogía la ropa y la separaba instintivamente por colores y combinaciones.

-No lo sé- el menor se sienta al borde de la cama con un puchero en los labios.

Mira rápidamente el reloj sobre su mesa y casi le da un vuelco en el corazón al descubrir que ya eran las ocho y media.

-Mmm~ Te pondré algo casual y elegante, ¿está bien?- sonrió el mayor, sacando una camisa ligera de entre las montañas de ropa recién recogida.

-Si Hyung, pero… ¿puedo quedarme con estos pantalones?- pregunta apenas y una sonrisa pícara se curva en labios de Jaejoong.

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Nueve en punto.

Yoochun estacionó el Ferrari frente al edificio; saludó alegremente al portero y tomó su rumbo hacia el ascensor. Las puertas se cerraron tras de él y se tomo un tiempo para observarse en aquel amplio espejo que va de pared a pared y de piso a techo.

Llevaba un pantalón negro, formal, no tan ceñido pero tampoco tan suelto, con una camisa blanca pulcramente planchada, dos de sus botones sueltos a la altura del cuello y las mangas remangadas hasta antes de los codos. Casual y sexy podría decirse. Y aquel detalle en su mano derecha, infaltable para comenzar una noche de romance.

Llegó al piso deseado y tocó la puerta unas cuantas veces, oyendo los pasos alborotados de su novio dentro.

-Te estaba esperando Yoo- abre la puerta mientras habla y se sorprende en sobremanera al ver aquella única rosa roja en una de las manos del pelinegro -… ¡Chunnie!- sonríe y se abraza al cuerpo del mayor –Aún no es mi cumpleaños- apenas susurra entre pequeñas risas, dejándose mecer por esos brazos que lo sujetan con fuerza.

-Lo sé, pero pronto lo será- sus miradas se encuentran y el menor deshace el contacto cuando esos ojos negros le han avergonzado otro poco.

El pelinegro le extiende la rosa y sigue con la mirada a su precioso novio cuando va a buscar un florero para ponerla en agua.

Junsu está hermoso esa noche, lleva un pantalón pitillo blanco, ceñido a sus torneadas piernas y redondo trasero; una camisa turquesa pastel abierta a la altura del cuello tal y como la suya; y un cardigan gris abierto, que cae un poco más abajo de la cintura para esconder un poco la marcada retaguardia.

-¿Vamos ya?- su voz estremeció cada uno de los poros de la piel del rubio, quien tomó su celular y asintió sonriente antes de seguirle fuera del apartamento.

Una noche inolvidable estaba a punto de comenzar.

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La hermosa cena a la luz de las velas fue más que perfecta; el encargado del hotel se preocupó por dejar satisfechos a sus huéspedes, aún disculpándose con el pelinegro por el malentendido.

Comieron con tranquilidad, disfrutando despacio el postre que compartieron. Podían tomarse toda la libertad del mundo para tomarse las manos, alimentarse el uno al otro e incluso picar del plato contrario; todos esos detalles que hacen las parejas a diario. No había nadie allí que pudiera sacarles de su burbuja enamorada, aquella noche la sociedad dejó de importarles.

Pero a la vez, el tiempo se empeño en correr más rápido que lo usual.

Para cuando ambos lo notaron ya eran las 11 y media; se habían quedado conversando de todo y nada a la vez, riendo y recordando anécdotas de cumpleaños pasados, regalos y otras celebraciones.

Un joven del personal del hotel los dirigió a su suite, en el suelo había un camino de velas encendidas hasta la cama, cubierta con sábanas blancas y otras color vino tinto, unos cuantos pétalos sobre las almohadas; y al lado del lecho, en una pequeña mesita, una torta de chocolate con un 27 decorándola lindamente.

Los brazos de Yoochun se cerraron en torno a la cintura del menor, abrazándole por la espalda. El rubio apenas reaccionó, estaba un tanto ocupado observando emocionado la decoración del cuarto.

-Feliz Cumpleaños Junsu-

Un susurro a su oído, y unas mariposas revoleando en su estómago.

Eran las 12 en punto.

El mayor giró a su novio, atrapando sus labios al instante en un beso entre sonrisas. Los brazos del rubio se anclaron al cuello del pelinegro, se separa apenas un instante para aferrarse con toda la fuerza que tiene antes de impulsarse, y en un salto enredar sus piernas en torno a la cintura ajena.

Yoochun sujeta al menor de los muslos y una sonrisa lasciva se apodera de sus facciones cuando sus manos se acomodan sobre el redondo trasero y se lo apretuja a su gusto.

-¡Yah! Chunnie~- le reprocha entre sonrojos, besándole corto sobre las mejillas y los labios una y otra vez.

-Tú te trepaste, yo solo te estoy sosteniendo- se defiende sin dejar de acariciarle con sus dedos.

-Yoochunnie, tu eres mi mejor regalo de cumpleaños- sus manos enmarcan el rostro de su novio, y esta vez se dedica únicamente a dejarle piquitos en los labios –Gracias- susurra solo para él, apoyando su frente en la contraria, dejándose mimar cuando el mayor roza sus narices tiernamente.

-Te amo Baby- logra decir antes de volver a fundirse en un nuevo beso; Junsu juega con su boca sobre los labios gruesos del mayor, los besa por separado, los succiona un poco e incluso se atreve a mordisquearlos.

Entre tanto beso húmedo, el rubio ha terminado empotrado contra el mueble que está al lado de la habitación (era el mueble que Yoochun tenía más cerca en ese momento). Ligeros jadeos escapan de ambas gargantas y la temperatura sube estrepitosamente cuando sus lenguas se encuentran, se enredan, se jalan, se empujan; los labios del pelinegro se cierran en torno al músculo rugoso y lo succiona, arrancando un gemido agudo de boca del menor.

Sus bocas se separan y un hilo de saliva se desliza por el mentón del rubio, Yoochun aprovecha y mientras lame allí mismo le arrebata el cardigan en un solo movimiento, comenzando a deshacerse de los botones cuando sus labios descienden en busca de más piel para besar y marcar.

-¡Aaahh! ¡Chunnie!- le desliza la camisa por los hombros y su lengua se apodera de los pezones de su novio –Mmm~ ¡Yoochun! No… no chupes ahí- jadea y se sonroja como termostato cuando el mayor alza la vista para mirarle mientras succiona esa porción de piel sensible.

-Nnn~ Me gusta cuando de tu boca salen esas palabras- dice y curva una sonrisa ante el puchero avergonzado que se ha instalado en el rostro de su novio.

-¡Pe-pervertido!- balbucea apenas, con los sentidos nuevamente nublados por culpa de la experta lengua que se pasea sobre su pecho.

-Por ser tu cumpleaños haré todo lo que tú quieras, pero tienes que ser muy, muy específico, ese tipo de ‘ser específico’ que raya en lo que tu llamas ‘ser pervertido’. ¿Te parece?-

El menor no sabía si aquella sonrisa era o dulce o malvada… quizás un poco de las dos.

-¡¡¡Chuuuuunnieeee!!!- y un ataque de pucheros adorables fue la mejor manera que encontró para responder aquella proposición indecorosa – ¡No, no, no y no! ¡No me parece! Osea, si quiero que hagas lo que yo quiera, pero no voy a pedírtelo tan específicamente- hizo todo un berrinche adornado con intensos sonrojos, para que el mayor simplemente volviera a torturarle con los labios sobre uno de sus pezones –¡¡Yoochun!!-

-¿Dime baby?- preguntó como si nada, sin siquiera detenerse a mirarle.

-Aaah~ ¡Detente! ¡Ngh!-

-Esperaré a que me lo pidas de otra manera-

-Nnnnngh~ Deja… de lamer allí- pidió quedito, con la respiración alterada.

-No te estoy lamiendo- rió con ganas y siguió torturándole, de verdad quería oírlo.

-¡¡Eres maloo!! ¡Por qué me haces estooo! Ahh~- sus manos fueron a parar dando golpecitos en los hombros del mayor, quien, divertido ante la actitud de su novio, no planeaba detenerse.

-No te oigo amor~- cantó sin separarse del pecho del rubio.

-¡Deja de chupar mis pezones!- chilló finalmente, con el rostro colorado y los latidos del corazón retumbando como si fuera a salirse de su pecho.

Por otro lado, Yoochun había sentido un chispazo que le recorrió desde la columna hasta el bajo vientre. En cuestión de segundos, ya estaba de pie, robándole el aliento al menor en otro beso apasionado.

-Mmmgh~ Eso fue sexy- jadeó apenas se separaron, y terminó de quitar la camisa del rubio para luego quitarse la propia, ayudado por los agiles dedos de su novio – ¿qué quieres que haga ahora?- pregunta y besa despacio sobre los hombros desnudos del menor, acercándose un poco más para abrazarle nuevamente de la cintura.

-Termina de quitarme la ropa- pide quedito y se abraza también al cuello del pelinegro para que lo baje del mueble.

Las manos de Yoochun se pasean sobre la tela blanca del pantalón del rubio, delinean las curvas marcadas varias veces antes de aferrarse a ambas nalgas, acaricia con ambas manos, y juega sobre los redondos músculos… hasta que algo en particular le llama la atención.

Sus ojos se abren desmesuradamente y se separa apenas para buscarle la mirada a su novio.

-…No traes ropa interior…- dice sorprendido, embelesado con el sonrojo que se ha dispersado sobre las mejillas de su novio. Junsu apenas niega con la cabeza.

La libido del mayor se dispara hasta el cielo y en menos de un parpadeo ya ha tumbado a su novio sobre la cama, habiéndole desabrochado los pantalones para confirmar que efectivamente, no traía ropa interior.

Sus labios cayeron sobre la piel bajo el ombligo, descendiendo con besos a la par que con sus manos se deshace totalmente del pantalón blanco.

-¡Mmm! Ngh~ ¡Chun!- jadea y se retuerce cuando el pelinegro pasea su lengua desde la base hasta la punta de su semi-despierta extensión.

Se encarga expertamente de erguir el miembro de su novio, juega con su lengua y sus dedos en la punta, bombea a lo largo y engulle cuanto puede, succiona porciones de piel con sus labios y arranca los más agudos gemidos de la garganta del menor.

Su propia entrepierna duele apresada bajo las prendas, pero está esperando el momento apropiado para liberarla; si lo hace ahora, se correrá con solo oír los jadeos excitados de su novio.

-Espera…- las manos de Junsu lo detienen de repente, alza la mirada y la va paseando por el cuerpo agitado de su novio antes de encontrarse con su rostro sonrojado lindamente –Chun, prepárame con tus dedos mientras haces eso- pide en voz baja, recibiendo una de las manos del mayor casi frente a su rostro. El rubio la sujeta y lleva 3 dedos a su boca, llenándolos de saliva, lame y no se detiene hasta que un gemido grave de parte de Yoochun le hace caer en cuenta de aquél predominante bulto bajo los pantalones de su novio.

-Chunnie, quítate la ropa- insiste, pero se distrae cuando la boca del mayor atrapa la suya.

Dos dígitos se pierden en la intimidad en un solo movimiento, los gemidos de Junsu son callados por los besos del pelinegro y el bombeo sobre su entrepierna le distrae parcialmente. El anillo se dilata con rapidez, la excitación del momento les ayuda bastante y el rubio recibe sin mayor problema el tercer dedo de su novio.

Yoochun apenas se separa para terminar de desnudarse y volver a su labor. El menor le mira mientras se desviste, la erección de su novio está hinchada, rojiza y por lo visto demasiado dolorosa.

-Yoochun- lo llama, atrayéndolo en un abrazo –te quiero dentro de mí- sus labios se curvan en una sonrisa y el mayor le besa a cambio.

-Nunca lograré que de tu boca salga ‘esa’ palabra, ¿cierto?-

-Quiero ‘esto’…- comienza a hablar y extiende su mano para alcanzar la entrepierna de su novio, quien jadea alterado ante el contacto -…dentro mío-

El mayor va acomodándose entre sus piernas, mientras el rubio bombea con su mano el hinchado miembro del pelinegro.

-¿No puedes ser un poco más, más específico?- hace un último intento y posiciona la punta de su erección en la entrada del menor.

-Quiero tu…- Junsu lo jala del cuello y susurra lo demás en su oído.

Al instante el mayor se entierra con fuerza en la intimidad de su novio, ambos gimen largo y el pelinegro no espera ninguna señal para comenzar a embestirle despacio.

Las sonrisas se les curvan en el rostro y acompasan sus movimientos, se ahogan en aquella danza de placer. Las estocadas llegan profundo, tocan el punto que les hace perder la cordura; sus manos se encuentran y sus dedos se entrelazan, el ritmo va aumentando de a pocos.

-Nnnggh~~ ¡Baby! ¡Ahh! Junsuuu~- el mayor jadea sin pudor, la estrechez de su novio le está consumiendo lo poco de cordura que le queda, quiere embestirle con fuerza, quiere hacerle gritar, pero la escasa consciencia aún está allí en su mente.

-¡Ah! Haa~~ ¡¡Yoochun!! ¡Más fuerte!- pide y es como si hubiera leído el pensamiento de su novio, quizás sus emociones se conectan cuando hacen el amor. Yoochun no lo sabe y no se pondrá a pensar en ello tampoco, solo le importa imponer otro ritmo con sus caderas ahora.

El vaivén frenético les comienza a llevar a la locura, sus ojos están anclados, se miran y saben que están profesándose amor en cada segundo.

-Mmmghh~~ ¡¡Chunnie!! ¡Ahh!- sus gemidos y ligeros chillidos se vuelven cada vez más agudos; una mano del mayor alcanza su entrepierna y le masturba al ritmo de sus estocadas.

Las corrientes de placer les recorren el cuerpo en ligeros espasmos, sienten como la piel les quema y las gotas de sudor se deslizan sobre sus pieles. Sus labios se encuentran repetidas veces y miles de ‘Te amo’ escapan de sus bocas cuando sienten aquel vértigo previo al orgasmo.

Una estocada profunda y sus sentidos se trastocan, el tiempo se detiene y solo pueden perderse en la mirada del otro; sus cuerpos tiemblan y la fuerza se les va completamente.

Yoochun se libera dentro del rubio y el menor ha terminado ensuciando su vientre y el de su novio.

Se toman unos minutos para recuperar el aliento, y pronto sus labios se han unido otra vez.

-No salgas Chunnie- sujeta al mayor de la cadera cuando hace el ademán de abandonar su interior. El pelinegro asiente y se dedica a acariciarle las mejillas.

-Feliz cumpleaños… otra vez- sonríe y besa los labios ahora rojizos del menor – ¿qué quieres hacer ahora?- pregunta y va moviendo despacito su cadera para volver a ganar tamaño.

-Nnn~ ¡Chun!- chilla y le golpea el hombro despacio, haciéndole nuevos pucheros antes de lograr que se detenga -…quiero hacerlo en la ducha~-

-¿Quieres qué?- pregunta nuevamente, haciéndose el desentendido hasta que su baby lo pida de otra manera.

-¡Quiero que me hagas el amor en la ducha!- repite en otras palabras y prefiere ser él mismo quien jala al pelinegro, obligándolo a salir de su interior en el proceso.

-Tenemos que practicar tu vocabulario baby, ya tienes 27, deberías saber más palabras ‘sucias’-

-¡¡Yah!! ¡Eres un pervertido!- chilla nuevamente y se deja abrazar por la cintura mientras caminan hacia la ducha –¡¡Ah!! ¡No, NO! Yoochuuuun~~- el pelinegro le sujeta el trasero y separa sus glúteos sin aviso alguno, volviendo a su interior en un solo movimiento

-Tú dijiste que no querías que saliera- usa de pretexto y apoya al menor en el mueble que está al lado de la cama. Al parecer lo harían allí antes de llegar a hacerlo en la ducha y sabe dios cuantos sitios más.

La noche recién estaba empezando y había todo un día de cumpleaños por delante.

*FIN*

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