(FIC) All I Want for Christmas is You ♥

Quiero desearles desde lo más profundo de mi chiquitito corazón una Navidad muy bonita, espero que estén disfrutando estos días con sus familias y amigos y sientan esa felicidad que suele traer consigo el espíritu navideño~ Aprovecho también para agradecerles por el apoyo que siempre me dan con sus hermosos comentarios.

Por eso he venido con un regalo de Navidad que espero les guste tanto como a mí me ha gustado escribirlo, esta vez he escrito más de lo que acostumbro (han sido 16 páginas, y usualmente escribo entre 6 y 8 jajaja) así que me disculpo de antemano si hay redundancias o algunas faltas ortográficas que se me hayan pasado corregir.

Las quiero ♥♥♥

Título: All I Want for Christmas is You ♥
Autora: Axy
Parejas: YooSu
Género: Romance (Mucho, mucho Romance♥♥) :3
Advertencia: NC-17/LEMON

24 de Diciembre:

La nieve había cubierto la cuidad desde hace ya unas semanas; el ambiente navideño terminaba de instalarse en Seúl y en los escaparates de las tiendas se lucían arboles magníficamente decorados con toda una temática llamativa a la vista. Las personas caminaban de aquí para allá con bolsas, cajas y regalos; haciendo las compras finales o de último minuto. Era el día crucial para tanto preparativo.

La víspera de Navidad.

****

El cielo había oscurecido cuando la reunión comenzara. El comité estudiantil de la universidad había organizado un evento navideño para aquellos alumnos que no iban a volver a sus casas durante las fiestas. Un número contable de alumnos había asistido más que contento por poder pasar navidad acompañados por sus amigos.

Entre ellos estaba aquel pelirrojo que conversa alegremente con un grupo de chicas y chicos de su mismo curso; ese año no iba a poder volver a casa por el repentino viaje de trabajo que sus padres debieran hacer a Japón.

-¡Junsu!- una voz le hizo voltear, pestañeando lindamente y frunciendo sus labios en un puchero al encontrarse con la figura de su mejor amigo.

-¡¡Yoochunnie!! Me dijiste que irías a Jeju con tu hermano, ¿qué haces aquí?- se lanzó a sus brazos, colgándosele del cuello, sin importarles realmente las miradas algo divertidas y extrañadas de sus amigos; después de todo ya estaban acostumbrados a tratarse de esa manera.

Se conocían desde la primaria y eran inseparables, según ellos mismos: los mejores amigos en el mundo.

-No quería dejarte pasando navidad solo por primera vez en tu vida, mis padres lo entendieron y me quedé- respondió el mayor, bajando a su amigo para poder acomodar nuevamente sus cabellos azabache, que algo largos, caen rebeldes y ligeramente ondulados sobre su rostro.

-Yah, ¡te preocupas demasiado! Es la primera vez que paso navidad sin mis padres, pero tampoco es para tanto. Felizmente decidieron organizar esta reunión, sino me hubiera quedado realmente solo- sonríe y recibe con gusto esa mano que le desordena el cabello y le hace reír otro poco.

-Me alegra que te estés divirtiendo Junsu. Saldré a comprar algo, vuelvo en un rato, ¿está bien?- informa y ríe ante el nuevo gesto que se ha instalado en el rostro del pelirrojo.

-¡Tenemos la misma edad! ¡Deja de hablar como si fuera un niño pequeño!-

-Soy mayor por 6 meses- se defiende y apenas se despide antes de dejar a un derrotado Junsu tras de sí.

****

Las luces de colores decoraban la calle, guirnaldas y estrellas colgaban de los arboles a los lados de la acera y una ligera nevada caía con gracia, danzando entre el viento que soplaba despacio.

El pelinegro caminaba con las manos en los bolsillos, observando los copos de nieve caer; una sonrisa se había dibujado en su rostro desde hace unos minutos.

-Haaa~ Junsu~- soltó en un suspiro, pero no de esos cansados o aburridos. Todo lo contrario.

Era un suspiro enamorado.

Desde que se diera cuenta de que el cariño que le tiene a su mejor amigo traspasan los límites de la amistad, se ha acostumbrado a suspirar su nombre entre sonrisas cada tanto. Le hace bien, le hace feliz; está enamorado hasta la médula de ese precioso y dulce chico pelirrojo que puede mandarlo al mismísimo cielo con una de sus sonrisas.

Y se toma la libertad de suspirar nuevamente después de haber redactado aquella descripción en sus pensamientos.

Pero sabe que debe bajar de su nube por un momento y concentrarse en lo que iba a buscar; un regalo para Junsu. No quería algo muy llamativo, ni algo muy común; quería algo a lo que pudiera darle un valor extra, un valor sentimental; porque pasadas las fiestas planeaba declararle su amor.

Caminó un buen rato, entrando y saliendo en ciertas tiendas que ofrecían productos de su interés, pero sin encontrar el regalo perfecto. Hasta que un puestito de joyas llamó su atención completamente. La dueña del puesto le ofreció varias alhajas, explicándole con detalle cada una de ellas.

-…Y esta, jovencito, es la llave del corazón- explicó, extendiendo un candado con forma de corazón e incrustaciones de pequeños diamantes y una llave con detalles similares que, a pesar de ser algo sencillo, se veía hermoso. Era perfecto. (Click aquí para hacerse una idea ;3)

****

El pelirrojo no dejaba de mirar su reloj. Su Chunnie se había ido hace una hora y no volvía.

¿Su Chunnie? Pues sí, el menor había comenzado a llamarle de tal manera cuando dejó de negar los sentimientos que se habían instalado en su corazón.

Le había hecho inmensamente feliz que su mejor amigo se quedara a pasar navidad con él; es consciente de que ya no es un niño pequeño, pero aún le encanta que el mayor se preocupe por él y le dedique todo su tiempo.

Pero sabe que no todas las historias tienen finales color rosa y puede que sus sentimientos no sean correspondidos en absoluto; Yoochun siempre ha tenido tras de él varias chicas lindas dispuestas a lo que sea por conseguir una cita, un beso o cualquier otra cosa, y a pesar de saber que él las ha rechazado sutilmente, se da cuenta de cómo sus ojos recorren esas bonitas y femeninas curvas que obviamente él no posee.

Dejó a la mitad el hilo de sus pensamientos cuando la silueta del mayor se dibujó fuera de la ventana; venía caminando desde unas cuantas cuadras más atrás.

Junsu salió del recinto, apenas alcanzando su casaca para ponérsela y evitar enfriarse mucho.

-¡Yoochun!- lo llamó para obligarle a alzar la vista. Riendo de oreja a oreja con las mejillas coloradas por el frio… y quizás algo más.

-Junsu-ah- sonrió al momento que quedaron frente a frente, sintiendo como el corazón se le altera en felicidad al verle.

-Son casi las 12, pensé que no llegarías- frunce sus labios en un puchero y le da un golpecito con el puño sobre el hombro.

-Lo siento, me quedé mirando algo por allí- se excusa con otra sonrisa, señalando tras de sí.

Ambos comienzan a caminar, no vuelven al edificio donde se realiza el evento; solo siguen el rumbo de sus pies mientras conversan.

-Pensé que ibas a dejarme- se queja el pelirrojo nuevamente, recibiendo a cambio una mano que desordena sus cabellos.

-¿Si te digo que me he quedado para pasar Navidad contigo como crees que voy a dejarte?- responde entre risas, burlándose de lo inocente que puede ser su mejor amigo.

-¡Yo que sé! De repente te encontrabas alguna chica bonita por allá y preferías quedarte con ella- va bajando el tono mientras habla e inconscientemente frunce el ceño.

Yoochun suspira, el menor sigue con aquella idea de que él va tras las féminas que le pasan por delante… si supiera que ya nada ni nadie puede sacar al lindo pelirrojo de sus pensamientos.

-Kim Junsu, cuantas veces tengo que decirte que-

-Lo sé, lo sé. ‘No hay ninguna chica bonita en mi corazón’- completa la frase al instante. El mayor ya se la ha repetido tantas veces que la sabe de memoria; en parte esa frase le hace feliz, saber que nadie se ha robado aún esos sentimientos que solo quiere para él… pero a la vez se siente algo egoísta y posesivo. Opta por dejar de pensar en ello y simplemente se burla de las palabras de su amigo -Que cursi eres- dice en medio de una risa, encontrándose con las pupilas oscuras cuando voltea a verle.

-Y así me quieres- sentencia sin una pizca de duda, el pelirrojo lo tomará como una broma después de todo. Le ve sonrojarse a más no poder y las risas aumentan el volumen.

-Idiota- se queja contagiándose de las carcajadas del mayor, golpeándole despacio el hombro una vez más.

Tratando de calmar los latidos que han vuelto a acelerarse en su corazón.

****

Las nubes se han alejado, llevándose con ellas los copos de nieve que caían incesantes hasta hace varios minutos, dejando el cielo despejado para poder observar con claridad esa redonda luna llena que ilumina radiante la ciudad esa noche.

Yoochun y Junsu llegaron a un parque no muy lejano, habían estado caminando entre risas y conversaciones, siguiendo el camino que sus pies les indicara, sin prestar mucha atención al rumbo que tomaban. Se sentaron en una de las bancas a descansar, teniendo desde allí la vista perfecta a los arboles y la luna.

El pelirrojo era todo sonrisas, hasta que el mayor sacó de su bolsillo una cajetilla de cigarros, obligándole a fruncir el ceño.

-No fumes- ordenó extendiendo la mano para que le dé la cajetilla.

-¿Solo uno?- pregunta divertido, sosteniendo ahora la caja con ambas manos contra su pecho. El menor simplemente le mira… deja caer su mano extendida y larga un suspiro, volteando a buscar con sus ojos cualquier otro punto donde fijar su mirada.

-No me gusta ver que te hagas daño a ti mismo- confiesa en voz baja, pero lo suficientemente alta para que su amigo le escuche.

-Está bien, no fumaré- sentencia algo afectado, levantándose para tirar la cajetilla a un tacho de basura cercano; volviendo para sentarse en su lugar. El silencio los envuelve por unos momentos, el pelirrojo se muerde nervioso el labio inferior, volteando a observar a su amigo.

-¿Te enojaste?- pregunta al no obtener ninguna reacción de parte del pelinegro; sin poder evitar ese calorcito en sus mejillas cuando Yoochun le devuelve la mirada y curva sus labios gruesos en una sonrisa.

-No, todo lo contrario- niega con la cabeza y con su mano libre alcanza el flequillo del menor para acomodar esos cabellos rebeldes que se han despeinado -Me gusta que te preocupes por mi- habla y se enamora otro poco de esa carita avergonzada que le muestra el pelirrojo.

El corazón de Junsu amenaza con salírsele del pecho; ya no puede más, quiere creer en aquella pequeñísima esperanza que siempre ha tenido que el mayor corresponda sus sentimientos. Le duele el pecho por amarle tanto, siente que ya no puede guardarlo por más tiempo.

Los latidos arrítmicos le agitan la respiración y le hacen temblar, ya no hay vuelta atrás. Es ahora o nunca.

-Yo…- habla y carraspea al notar lo nerviosa que ha salido su voz. El mayor no llegó a oírlo, baja la mirada hacia su reloj, notando que el tiempo ha volado como de costumbre cada vez que está con el pelirrojo y sin querer la hora esperada ya había pasado.

-Oh, ya son más de las doc-

-Chunnie…- cortó lo que fuera que el mayor iba a decir; aún con los nervios encima reunió todo el valor que tenía en el cuerpo para poder hablar -Quizás lo que voy a decirte te afecte, o te desagrade; pero simplemente ya no puedo tenerlo guardado más tiempo…- suspiró, apenas acomodándose un poco de lado para poder buscar la mirada de su amigo -Nunca te he confesado lo que en verdad siento a pesar de estar contigo siempre…- el contacto visual no duró mucho. Los ojos profundos como el universo le han avergonzado en extremo, obligándole a apartar la mirada. El corazón le retumba en los oídos y jura que no puede escuchar ni sus propios pensamientos –Tú… me gustas… mucho- confiesa finalmente, cerrando los ojos y empuñando sus manos por los nervios -…tanto que cada vez que te veo mi corazón enloquece y por muy cursi que suene, miles de mariposas se ponen a jugar en mi estómago… me pongo nervioso cuando estás muy cerca y todo mi cuerpo se estremece emocionado con cada una de tus sonrisas…-

Todo el rostro del pelirrojo se ha tornado rojo vivo; Yoochun está en shock, no puede creer lo que acaba de pasar… el amor de su vida acaba de declararle sus sentimientos de la manera más hermosa que haya podido imaginar.

-…Junsu- apenas lo llama, haciéndole abrir los ojos.

-Yo… ya no sé qué hacer…- se apresura en decir, con un gesto que descoloca al pelinegro porque se ve más preocupado que feliz -Lo siento mucho, aún quiero que seamos amig-

Lo detiene al momento que descubre hacia dónde van los pensamientos del menor.

-¿Y se te ocurre decírmelo hoy?- pregunta con una hermosa sonrisa, sintiendo como se le hincha el corazón emocionado en ternura cuando los ojitos de Junsu se abniegan en lagrimas que aún no caen.

-… ¿Es un mal momento?- responde bajito con la voz quebrada, repitiéndose a sí mismo que fue mala idea decirlo. Ahora su mejor amigo se burlaría de el por el resto de su vida.

-Claro que no- acorta las distancias de donde está sentado y sus manos buscan las mejillas coloradas del pelirrojo -…pero ahora nuestro aniversario será el día de Navidad- explica y ríe quedito cuando los labios rosados se fruncen lindamente.

Y no puede evitar acercarse y dejar una caricia con sus propios labios sobre esa boca que temblorosa le recibe emocionada.

Su primer beso, después de todos esos años en los que se han amado en secreto.

Sus rostros se separan y Yoochun no hace más que sonreír enternecido ante las mejillas bañadas en lagrimas del menor; estrechándolo contra su pecho en un abrazo.

-Baby no llores- trata de consolarle y como puede limpia las estelas de humedad con uno de sus pulgares, mientras besa su frente y le acaricia el cabello.

Ambos corazones laten emocionados a la par, todo es tan irreal que el abrazo se torna algo más cercano por el simple hecho de querer aferrarse al otro.

-Vine con la idea de que ibas a rechazarme- gimotea contra la curvatura del cuello del mayor, ahogando sus lagrimas de felicidad contra la casaca que su amigo trae puesta.

-Nunca podría rechazarte, me muero por ti-declara más que contento, abrazándole con más fuerza -¿Recuerdas que siempre digo que ‘no hay ninguna chica bonita en mi corazón’?- pregunta e inclina ligeramente su rostro para buscar esos ojos caramelo que andan escondidos de su vista. El pelirrojo asiente y le devuelve la mirada curioso -Es porque ya hay un chico hermoso dentro de él-

-¿En serio?- sus pupilas brillan y su rostro vuelve a colorarse; siente una explosión en su pecho, liberando mariposas que juguetean alrededor de su corazón y dentro de su estómago.

-Si. Y lamento no haber sido yo quién te lo dijera antes…- se disculpa, atrayendo el rostro del menor para apoyar su frente sobre la contraria -…iba a hacerlo pasado mañana…- confiesa entre ligeras risas, reprochándose por no haberle dicho con mayor anticipación.

-¿¿¡¡Pasado mañana!!?? Ibas a… - sus ojos se abren sorprendidos y siente como la sangre se le sube con más intensidad a las mejillas.

-Parece que me ganaste-

Los dos ríen y solo se miran un rato… la sensación es indescriptible. Están allí, fundidos en un abrazo, con los sentimientos a flor de piel y las mejillas coloradas. Sus miradas gritan el amor que hay dentro de sus almas y aquel pensamiento de que todo aquello es un sueño va disipándose poco a poco.

Los ojos caramelo caen casualmente sobre los labios gruesos de su mejor amigo, anhelando sentirlos nuevamente contra su piel; y dejando de lado su vergüenza y nerviosismo, decidió darle paso a la nueva clase de confianza que quería crear con el pelinegro.

-… ¿Me das un beso más?- pide entonces en un susurro, sonriendo de oreja a oreja cuando las distancias se acortan y sus alientos se mezclan.

-Puedo darte mil si quieres- responde contra los labios del menor, observándole cerrar sus ojos justo antes de cerrar los propios para topar su boca con la del pelirrojo.

Mueve sus labios gruesos contra los más finos, dedicándose únicamente a grabar en su memoria la suave textura que tienen y ese toque dulce que deja impregnado en su propia boca.

-¿Susu?- se separa de repente, recibiendo un gesto algo confundido por la separación repentina -¿Quieres ser mi novio?- pregunta entonces para quitarse de la cabeza esa confusión que se le hizo por un momento sobre su nuevo tipo de relación. Y Junsu le sonríe radiante una vez más.

-¡SI! ¡Si! ¡¡Si, si, si!!- chilla y se le lanza al cuello, enredando sus brazos allí mismo, dejando que el mayor haga lo mismo en su cintura.

Sus labios se encuentran mil veces más, se pegan y se despegan en infinitos piquitos cargados de amor y ternura, combinados con pequeñas risitas que les pintan lindamente las mejillas.

-¡Ah! Feliz navidad- recuerda el pelinegro, separándose apenas para sacar de su bolsillo un collar.

-…Yo no te compré nada- balbucea avergonzado el menor, dejando que su novio lo acomode alrededor de su cuello.

Una llave plateada cuelga del collar; la toma entre sus dedos y embelesado la inspecciona con la mirada. Es muy hermosa, tiene un pequeño diamante incrustado y unas letras a lo largo que se demora un poco en entender.

-‘Yoochun’s heart’- Mueve sus labios mientras va leyendo, logrando apenas susurrar lo que ve -¿Qué dice?- pregunta curioso, contagiándose de la sonrisa del mayor.

Los largos dedos de pianista han terminado una vez más sobre las tibias mejillas, acariciándolas con cariño; aún sin poder creer que lo que está viviendo no es solo un sueño más.

-Dice que es la llave de mi corazón- explica entrelazando sus dedos en una de las manos del pelirrojo -¿Vas a cuidarla?-

Junsu asiente efusivamente al oír la pregunta; vuelve a mirar el dije mientras esboza una sonrisa y sin que el pelinegro pueda advertirlo se alza un poco para besarle corto sobre los labios.

-Toda mi vida- responde contento y se acurruca contra el cuerpo del mayor.

Y así celebran su primera Navidad juntos, bajo la luz de la luna en aquel parque que fue testigo del inicio de su historia de amor.

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** 3 años después **

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24 de Diciembre:

La decoración en el departamento Park-Kim estaba casi, casi terminada. Su, ahora considerado, hogar estaba lleno de luces y lindas guirnaldas; después de todo aquellas fiestas eran sus días favoritos del año.

Habían unas cuantas cajas vacías en el suelo, hasta hace unos momentos tenían las últimas bolitas que faltaban colgar en el árbol; los regalos ya envueltos estaban dispuestos al pie del árbol y algunos moños y lazos sobrantes yacían desperdigados en el suelo o sobre el sofá.

Y un moño color rojo había terminado graciosamente sobre la cabeza pelirroja del menor Kim.

Junsu discutía animadamente con la estrella del árbol de Navidad, al parecer comprar ese árbol un poco más grande que de costumbre le estaba causando problemas.

-Te digo… que te quedes alliiii~ ¡arriba!- parado sobre un banquillo, con el brazo estirado intentaba mantener la estrella en equilibrio sobre la punta del árbol.

-Baby~ Ya volví- la puerta del apartamento se abrió, dejando entrar al pelinegro –Sigues allí?- pregunta divertido, riendo mientras deja su casaca y las llaves sobre el sofá.

-¡La estrella no quiere cooperar!- puchea frustrado y continúa en su vano intento por mantenerla allí arriba.

Yoochun se acerca para sujetarle de la cintura, sonriendo ante los esfuerzos de su pelirrojo, antes de distraerse con esas porciones de piel en el vientre que se descubren cuando el menor alza más sus brazos. Deja un beso en la piel desnuda, haciendo tambalear a su novio.

-¡Yah! ¡¡Espera a que termine con esto!!- chilla con las mejillas coloradas y casualmente la estrella se acomoda gracias al movimiento – ¡Lo hice!- el mayor lo carga de la cintura, obligándole a bajar del banquillo, pero sin soltarlo.

-¿Ahora si vas a saludarme?- pregunta con una sonrisa, topando sus labios en los del menor. Recibiendo esas manos que se acomodan en su nuca, a la par que él pasea sus dedos bajo la camiseta de su novio, delineando su columna.

-Hola Chunnie- saluda lindamente, apartándose para mirarle a los ojos.

-Hola amor- sonríe con el corazón emocionado por culpa de esas hermosas mejillas rosadas que se han pintado solo para él – ¿Qué es esto?- cae en cuenta de aquel moño sobre la cabeza de su novio y ríe antes de quitárselo –¿Eres mi regalo de navidad? ¿Mm?- pregunta dejándole besos en los cachetes.

-Yoochunnie~- lo detiene, avergonzado y sonriente, para luego separarse y pedirle ayuda para recoger el desorden que ha dejado en el suelo.

Han pasado ya 3 años desde aquella noche en la que confesaran sus sentimientos, y todos los días siguen siendo como el primero; lleno de besos y palabras de amor.

-¿Y hablaste con Jaejoongie Hyung?- pregunta mientras acomodan los detalles restantes.

-Si, pasará medianoche con la familia de Yunho este año. Iremos a su casa mañana-

El pelinegro se sienta finalmente sobre el sofá, observando a su novio mientras va a dejar la última caja a la cocina. Junsu vuelve y se sienta a su lado, recostándose hasta acomodar su cabeza sobre el regazo del mayor.

-¿Changminnie también irá mañana?- los dedos del pelinegro apartan el flequillo de su cabello y recibe un beso en su frente.

-Si, llevará a su novio para presentarlo- comenta haciéndole piojitos en la cabeza (Nota de la autora: Por si alguien no sabe que significa la expresión ‘hacer piojitos’, es cuando otra persona te rasca o acaricia despacito la cabeza con las yemas de los dedos, como haciéndote cariñitos) –Recién llevan unos cuantos meses… pero la cosa se ve seria-

-Nosotros supimos que lo nuestro sería serio desde que me declaré- frunce sus labios en un puchero, reprochándole con una sonrisa, alzando su mano para ponerla sobre la mejilla de su novio.

-¿Recuerdas esa noche?- pregunta en un suspiro enamorado, entrelazando sus dedos con los de la mano que está cerca a su rostro.

-¡Nunca podría olvidarla! Babo~- casi chilla con las mejillas infladas, levantándose para sentarse cruzado de piernas al lado del mayor –Sentía que iba a morir de los nervios ese día-

-Aún me causa gracia pensar que no habías notado lo mucho que te amaba- se burla de su hermoso novio, abrazándole algo más cerca.

-Cómo querías que lo notara si tus ojos se paseaban por las chicas como si quisieras desnudarlas allí mismo- se queja sin borrar el puchero de su rostro, haciendo aspavientos con las manos.

-¡¡Eso es mentira!!- intenta defenderse entre risas, jalando al pelirrojo sobre su cuerpo para sentarle en sus piernas.

-¡Claro que no Chunnie pervertido! Y yo sufriendo porque no tenía esas curvas y nunca iba a ser una chica para que te fijes en mí-

-Está muy claro que nunca vas a tener curvas femeninas porque no eres una chica, y tampoco quisiera que lo fueras; yo ya me había fijado en ti desde mucho antes, y nada tuvo que ver tu físico- explica y le besa la nívea piel del cuello, subiendo a su mentón con una sonrisa, deteniéndose sobre sus labios pero sin llegar a tocarlos -Aunque esta curvita de aquí~- susurra travieso y sus manos descienden hasta acomodarse sobre el redondo trasero del menor.

Ve como el color le sube desde el cuello hasta la raíz del cabello y se dedica a besarle despacio mientras acaricia con sus dedos los suaves músculos de su retaguardia.

-¡¡Yah!! Ratón cochino, ¡deja de correrme mano!- hace un berrinche avergonzado y da por iniciada una nueva guerra de apodos hacia su novio. Jala ambas manos de Yoochun, alejándolas de su trasero para ponerlas alrededor de su cintura.

-Nunca dejarás de llamarme así, ¿cierto?-

-Si sigues tocándome así, pues no. Ratoncito malo- vuelve a curvar sus labios y comienza a pensar que sigue siendo mala idea, porque lo único que recibe a cambio son miles de besos sobre ellos.

-¿Así hayan pasado mil años y lo único que quiera es hacerte el amor?-

Suelta la pregunta con una sonrisa de oreja a oreja, poniendo nervioso por millonésima vez a su Junsu. Aunque ya se hayan encontrado en la intimidad incontables veces, el nerviosismo y la emoción se mantenían allí; como si todas las ocasiones fueran la primera.

-… ¡N-no! Que cursi eres…- revolea los ojos y se deja hacer cuando Yoochun inspecciona su cuello con sus dedos, buscando cierto collar que el menor usa todos los días.

Encuentra la pequeña llave que le diera hace tiempo, intacta y hermosa, con las letras grabadas aún en perfecto estado.

-La estás cuidando bien- le felicita y deja un beso sobre el dije, para luego buscar con sus labios la sonrisa de su novio.

-Es porque es la llave de tu corazón- explica meciendo lindamente sus pestañas después de aquel piquito.

-¿Y a mí me dices cursi?- vuelven las risas cuando el mayor se burla y los pucheros no se hacen esperar.

-¡Tonto! ¡No me cambies el ánimo!- respinga al instante, siendo apartado con cuidado del cuerpo del mayor.

Yoochun se pone de pie, desordenándole el cabello antes de volverle a besar los labios.

-Quédate aquí un momento- pide y camina hacia el pasillo que da a la habitación principal -Ah, cierra tus ojos- retrocede unos pocos pasos y le observa hasta que obedezca; Junsu le mira contrariado -Solo ciérralos un ratito- pide una vez más, sonriendo al verle hacerlo.

-Está bien- acepta en un suspiro, habiendo cerrado sus párpados.

Oye los pasos de su novio yendo hacia la habitación que comparten, abriendo algunos cajones y volviéndolos a cerrar. Los paso vuelven, y la voz del mayor aún se oye en el pasillo cuando habla.

-¡No vayas a mirar eh! Delfín travieso~- advierte y vuelve a la sala, con una mano en la espalda escondiendo algo.

-¡¡No lo hago!!- insiste el pelirrojo, volteando instintivamente el rostro cuando siente el peso de su novio al sentarse sobre el sofá.

Se acomoda frente a él, extendiendo entre sus manos un pequeño regalo.

-Ábrelos ahora- indica y las orbes caramelo brillan al descubrirse. Entre ambas manos del mayor descubre algo que llama su atención. Hay una caja no muy grande allí, quizás del tamaño de la palma de su mano, color roja y con forma de corazón. Tiene un candado con la misma forma en él, de color plateado y con unos cuantos diamantes decorándolo -Feliz Navidad- dice y estira sus brazos un poco para poner la cajita al mejor alcance del menor.

-¿Qué… es?…- pregunta entrecortado, pasando uno de sus dedos sobre el candado que extrañamente se le hace familiar.

-Solo esa llave puede abrir este candado-

Los ojos del menor Kim se alternan entre la mirada de su novio y aquella caja, el nerviosismo le ha atacado nuevamente y le emociona pensar que encontrará allí adentro. Quita el collar del rededor de su cuello y, con el corazón tamborileándole a mil por hora, descubre que efectivamente, la llave encaja a la perfección en la pequeña ranura.

Gira el dije y un ‘click’ le indica que el candado está abierto. Yoochun está más nervioso que de costumbre, todas y cada una de las expresiones que se instalan en el rostro de su pelirrojo le desesperan y enamoran a la vez. El menor abre la tapa con cuidado, ahogando un chillido en su garganta, antes de cubrir su boca con una de sus manos.

Un resplandeciente anillo de plata con incrustaciones de diamante brilla a sus ojos entre el terciopelo rojo que se acomoda dentro de la caja. (Click aquí para ver el anillo)

El pelinegro carraspea y se levanta para arrodillar una de sus piernas en el suelo, frente a su eterno amor. Observándole una vez que está allí, sonriendo cuando las lagrimas se le arrejuntan en los ojos.

-Kim Junsu, ¿quieres casarte conmigo?- pregunta anclando sus miradas, recibiendo ese gesto entre emocionado y conmovido que a la par humedece las mejillas de su novio con esas gotas saladas que escapan fugitivas de sus ojos -Aigoo, no llores baby~- le consuela limpiando con sus dedos una de sus mejillas.

Junsu asiente efusivamente entonces, se lanza a los brazos del pelinegro, gimoteando contra su cuello para luego soltar unas cuantas risas amortiguadas.

-Si, Chunnie~ ¡Si quiero!- afirma abrazándose con mayor fuerza, dejando que Yoochun lo levante consigo para volver a sentarse en el sofá.

Busca con sus manos el dedo anular de su novio y sacando con cuidado el anillo de la caja, se separa lo suficiente para poder ponérselo.

-Es hermoso- suspira embelesado el pelirrojo, terminando de limpiar con el dorso de su mano libre, esos caminos húmedos que quedaron en sus mejillas.

El anillo se ajusta a la perfección; el menor alza su mano para poder observarlo con más detalle, sonriendo lindamente para buscar los ojos oscuros de su novio.

-Te amo- susurra y acorta las distancias para fundirse en un beso cargado de cariño.

-También te amo-

Sus labios vuelven a encontrarse entre sonrisas. La felicidad les recorre el cuerpo y sin darse cuenta han terminado recostados sobre el sofá; sus corazones apresurados laten al unísono y el rostro se les arrebola en carmín.

Se aman. Se aman con toda el alma y son consientes de que no pueden mantener ese amor únicamente dentro de su pecho.

La respiración se les altera cuando sus besos suben la intensidad; los labios de Yoochun jalan y succionan los del menor antes de dejarle más besos encima. Con sumo cuidado sus lenguas se encuentran y se enredan despacio, se prueban con delicadeza mientras el mayor pasea sus dedos entre las hebras pelirrojas del cabello de su novio.

-Feliz Aniversario- dice contra sus labios apenas se separan para respirar un poco.

-Yoochunnie, hazme el amor- pide en voz bajita, únicamente para que el pueda escucharle; recibiendo en respuesta una hermosa sonrisa y varios besos sobre sus mejillas.

-Siempre baby, siempre- le susurra al oído, estremeciéndole de pies a cabeza.

Y recomienzan con los besos castos, pintándolos de pasión poco a poco; juegan dentro de la humedad de sus bocas y jadeos queditos se ahogan en la garganta contraria. Sus manos se pasean por territorios ya conocidos, deseosas de explorarlos nuevamente con fervor y entusiasmo.

El pelinegro logra alzar la camiseta de su novio, descendiendo sobre él para besarle el vientre y acariciar con sus labios cuanta piel tiene al alcance; va subiendo despacio, rozando cada costilla que se marca a los lados de su torso, besando la porción de piel algo más hundida a la altura de la boca del estómago.

Se entretiene en esos botones rosados que decoran el pecho del pelirrojo; besa allí mismo y luego enreda su lengua despacio, deleitando sus oídos con el coro de gemidos queditos que escapan de la boca del menor.

Ambas porciones de piel sensible se han puesto duras bajo el tacto del pelinegro; succiona dejando pequeñas marquitas alrededor de los pezones, haciendo reír a su novio repentinamente.

-Me haces cosquillas Chun~-

El mayor termina de quitarle con cuidado la camiseta y sus labios vuelven a encontrarse, mientras Junsu intenta despojar a su novio de sus prendas igualmente. Se abrazan con recelo cuando el torso del pelinegro queda desnudo también, ríen ante el golpeteo de sus corazones y se dejan envolver por el calorcito que les funde la piel.

Junsu jala a su novio para recostarlo sobre su cuerpo, pero el sofá no les favorece y por culpa de un mal cálculo el pelinegro casi se cae. Ambos estallan en carcajadas, aferrando sus manos con fuerza justo después del incidente.

-¿Vamos a la cama?- pregunta poniéndose de pie, jalando al pelirrojo para que le siga; pero el menor no se mueve, al contrario, hace peso para seguir tumbado en el sofá.

-Noo~ Está muy lejos- se queja con uno de sus gestos pucherosos, manteniendo su mano entrelazada a la del mayor.

-No quiero caerme de verdad si nos quedamos en el sofá- le sonríe y logra hacer que se siente.

El menor inspecciona alrededor y luego fija su mirada bajo sus propios pies descalzos.

-¿Que tal la alfombra?- sugiere entre risas y se pone de pie únicamente para empujar a un lado la mesa de centro y luego jalar a su novio, sentándolo a su lado.

-¿Quieres que lo hagamos en el suelo?- pregunta aún dubitativo, sin despegar su mirada de la tela gruesa con detalles navideños que pusieron apenas hace una semana.

-¡Oh vamos, no es la primera vez!- el pelirrojo justifica y frunce el ceño al notar que su novio ni siquiera ha volteado a mirarle. Como puede se sienta a horcajadas sobre el cuerpo del mayor, consiguiendo al fin encontrar sus ojos.

-Sé que no lo es… pero la alfombra es nueva- explica simplemente y acomoda sus manos en torno a los muslos de su novio para sujetarle.

-¿Y?- su voz escapa realmente fastidiada, ¿por qué se hace todo un mundo para decidir donde harán el amor? Usualmente lo hacen donde les nazca y ya…

-Y luego habrá que mandarla a lavar- sigue hablando hasta que se da cuenta de ese ceño fruncido y esa mirada de reproche; se muerde el labio inferior y termina sonriendo de medio lado, justo a tiempo para recibir un golpecito en su hombro.

-¡Chunnie! Deja de darle vueltas al asunto o me pondré celoso de la tonta alfombra que está robándose toda tu atención-

Ese pequeño berrinche enamora otro poco al pelinegro y pronto ya lo tiene recostado bajo su cuerpo, besando sus labios rosados como si nunca antes los hubiera probado.

-Aigoo~ Eres tan lindo baby- halaga contra su boca, volviendo a teñirle las mejillas. Sus manos delinean la delgada cintura y juguetean cerca a las costillas con suaves caricias -¿En qué estábamos?- pregunta como si en verdad no lo recordara, dejando piquitos contra los labios del pelirrojo.

-En que me estabas dando muchos besos por aquí y por allá~-

Ambos ríen y en cuestión de minutos la temperatura vuelve a subir estrepitosamente. Los pantalones desaparecieron junto con los bóxers, dejándoles a ambos desnudos y entregados al amor que se tienen.

La boca de Yoochun se pasea por el cuello del menor mientras una de sus manos se atreve a acariciar su entrepierna.

-Mmmgh~ Chuuunnie~- los jadeos escapan con cada roce, y se vuelven constantes cuando los dedos de su novio se cierran en torno a su erección, masajeándole con fervor.

Aprovecha que el menor está sumido en placer para humectar sus propios dedos en saliva y llevarlos hacia la intimidad del menor.

-¿Puedo?- tantea sobre la carne del contraído anillo y luego de un asentimiento de cabeza comienza a introducir un dígito con muchísimo cuidado.

El dedo dilata las paredes internas con paciencia; ambos enamorados se dedican a besarse y robarse el aliento para distraer la incomodidad en su intimidad y el dolor en su entrepierna respectivamente.

Toman unos cuantos minutos para que Junsu se haya relajado por completo, dejando entrar y salir los 3 dígitos de su novio. Se encuentran entre sonrisas y entrelazan los dedos de su mano libre.

-Entra Yoochunnie- pide con una sonrisa y flexiona un poco más sus rodillas para darle una mejor vista y mejor acceso al mayor.

Yoochun se toma unos cuantos minutos para besarle desde las rodillas, descendiendo por dentro hacia sus muslos. Jugando en los testículos mientras bombea con su mano la entrepierna; deja unas cuantas lamidas sobre la intimidad de su novio y procura dejarle cuanta saliva puede para que se le haga más fácil y menos doloroso penetrarle.

Los gemidos queditos se alteran cuando el pelinegro le abraza de la cintura y se perfila en su interior.

-Haaa~ Oh God, Junsuu~- la virilidad del mayor se pierde despacio en aquella intimidad que le recibe ardiendo en pasión.

Un vaivén lento se apodera de sus cuerpos, se acoplan a la perfección en todos los sentidos y se sienten desfallecer entre los brazos del otro.

-¡Nngh! Ahh~ ¡Más rápido!- pide en un jadeo, jalando con una de sus manos la nuca de su novio para besarle. El ritmo aumenta y varias gotas de sudor comienzan a perlarse sobre su cuerpo.

La entrepierna del pelinegro se frota incesante contra el punto sensible del menor, haciéndole temblar y estremecerse. Yoochun embiste con mayor fuerza, manteniendo la velocidad; desfalleciendo cada vez que la intimidad se contrae con las oleadas de placer.

Comparten el aire al tener las bocas demasiado cerca, se roban el aliento y los besos caen esporádicos. Los jadeos gruesos del mayor se mezclan con los gemidos agudos de su novio, inundando el departamento con sonidos de ‘hacer el amor’.

Las piernas del pelirrojo se enroscan en torno a la cintura y sus brazos se aferran a los omóplatos, casi arañándole cuando embiste y toca mucho más profundo.

-¡¡Ah!! ¡Mmhh! Chun~ ¡Chunnie!- sus chillidos escapan y pronto son amortiguados por la boca de su novio.

Se sienten cerca y saben que están a punto de alcanzar el cielo. Los músculos se contraen, el oxigeno se esfuma de sus pulmones, el corazón les late con demasiada fuerza y un vértigo envuelto en placer los ataca sin piedad.

-¡¡Yoochuun!!- casi gimotea el menor y el orgasmo le alcanza primero, el líquido blanquecino se libera de su entrepierna ensuciando su vientre, el de su novio y la alfombra.

Bastan unas cuantas estocadas más para que el pelinegro marque con su esencia el interior de su novio, jadea con fuerza y se recuesta sobre el menor presa de los temblores de placer.

Respiran agitados e intentan recuperar todo el aire que han perdido, han quedado pegoteados y sudorosos, se sonríen y sus labios vuelven a buscarse.

-Rayos, ¡Te amo, te amo, te amo!- Yoochun ríe mientras le enmarca el rostro y reparte besos entre su boca, sus mejillas y su frente –Te amo muchísimo mi delfín precioso-

-También te amo ratón pervertido~- responde y se deja mimar por esas manos y esos besos que le pintan sonrojos en el rostro.

-Eres mi mejor regalo de Navidad y de Aniversario-

Confiesa realmente contento; no puede pedir más que eso, el amor de su novio es su vida entera y solo con eso le basta para ser feliz.

Junsu voltea buscando aquel moño en el suelo que su novio le quitara más temprano, estira su brazo y lo alcanza para volverlo a colocar sobre su cabeza.

-Chunnie~ ¿Qué te parece si le das otro poquito de amor a tu regalo?- sugiere inocentemente, sonriendo ante la mirada del mayor -Pero esta vez sí puedes llevarme a la cama- se acerca a su oído para susurrarle y en cuestión de segundos ya están de pie, sumergidos en nuevas sonrisas y besos, que saben, se tornarán fogosos dentro de unos minutos.

Y deciden hacerse el amor una vez más, o quizás dos o tres más. ¿Quién sabe?

Lo único que hay que recordar es que aquel amor es puro y sincero.

Un amor que nació y creció una noche de navidad.

*FIN*

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