(FIC) Deserved Punishment

Un pequeño regalo por el MV del Tarantallegra♥
De parte de Felina del Yoosu no Tengoku y mío♥

Título: Deserved Punishment
Autoras: Felina & Axy
Pareja: YooSu
Género: Romance
Clasificación: NC-18

Advertencia: Lemon

Tarantallegra había sido por fin revelado. Y no había persona que no tuviera ese tema como principal en sus conversaciones. Eso había hecho estallar al celoso y posesivo pelinegro, que apenas había logrado ver aquel video rodeado de gente en pleno set de grabaciones. Todos, TODOS hablaban de SU Kim Junsu, y no iba a tolerarlo más.

Después de todo no era que la paciencia fuera característica común en él, no tratándose de su novio. Park Yoochun no estaba por los términos de soportar un solo comentario más y quedarse de brazos cruzados ahí esperando a que al director se le ocurriera darles un descanso; y realmente no es que todos estuvieran trabajando arduamente cuando muchas veces ha “pillado” a sus compañeras hablando de lo “sexy” que Xia lucía en el nuevo MV.

Decidió que luego resolvería el problema en el que estaba por meterse y cogió las llaves de esa camioneta blanca en la que estuvo grabando algunas tomas hace un rato. Arrancó con fuerza y a máxima velocidad, dejando estupefacto al staff y al director. Se había metido entre ceja y ceja dejarle claro a su novio que un video, o cualquier tipo de presentación, de ESA magnitud no podría volver a repetirse.

Condujo con rapidez casi sin advertir el riesgo en el que se ponía por la alta velocidad en que marchaba. Pero es que esa sensación de ardor en la boca del estómago no podía esperar a ser controlada por cuenta propia o el pasar del tiempo. Necesitaba YA llegar donde su novio y ponerle algunos puntos sobre las íes. Claro que le deja hacer lo que le place, pero TARANTALLEGRA le parecía simplemente demasiado. Así tuviera que “violarlo” para que aprendiera de una vez por todas que no puede jugar así con él, lo haría. Tal vez algo de “salvajismo” le haría recapacitar a Junsu.

Poco le importó cruzarse la luz roja, e incluso pisó el acelerador a fondo para perder una patrulla que comenzó a seguirle. Sabía que los carros de policía dejarían de seguirte si excedías los 120 km/h. Maldecía entre dientes a todos y a todo, no había nada en este mundo a lo que no haya maldecido en esos minutos que tardó en llegar al apartamento. Frenó provocando un sonido estridente en el asfalto, bajó del auto como alma que se lleva el diablo y no se detuvo ni un segundo hasta poner la llave en el picaporte.

El corazón parecía golpetearle en los oídos, la adrenalina, los celos, la molestia, la velocidad, la huída, las ganas de ver a su novio; todo eso se le había acumulado en cosa de minutos. Los minutos más largos de su vida en realidad; pero estaba ahí, finalmente estaba ahí y solo esperaba que Junsu no le hubiera hecho la “gracia” de largarse por ahí con sus amigos como últimamente también parecía estar haciéndosele una costumbre, para su poco agrado si alguien le pregunta. ¿Qué? Ya estaba concluido que era demasiado celoso, ¿No?

Entró directamente hacia la habitación que ambos compartían sin encontrarlo allí.

-¡Mierda!- se revolvió los cabellos en desesperación y suspiró cerrando los ojos. Notando como el silencio que esperaba oír era opacado por el ruido de la ducha.

Para "suerte" del pelinegro, Junsu si estaba en el apartamento, alistándose para recibirle más tarde, sin una pizca de conocimiento de que su novio había llegado buscándole.

Yoochun sonrió con lascivia al verle ahí -había entrado sigilosamente corriendo apenas un poco esa puerta que le mostraba a ese Dios que le pertenecía solo a él- se coló con cuidado admirando con sus profundos ojos negros esa silueta envidiable de perfección. Las curvas más exquisitas posibles, el agua corriendo por ellas delineándolas como suelen hacer sus manos. Si lo piensa, hasta del agua podría sentir celos, llegan a recorrer recovecos que ni él alcanza con la mirada.

Entró dando un portazo tras de sí, lamentándose un poco al ver como Junsu da un brinco del susto.

-¡Yoochun me asustaste!- chilló con la mano en el pecho, mirándole al otro lado de esa puerta corrediza de vidrio que los separaba.

-Tú me provocaste- le dice con esa voz sexy que deja más que claro que está muriendo por "violarlo" en ese preciso instante.

- ¿Yo? – cuestiona con tono inocente cubriéndose al mismo tiempo la entrepierna con sus manos al darse cuenta de que su novio pelinegro no le ha despegado la vista de aquella parte de su anatomía… - deja de mirar… - susurra mostrando una expresión tímida, pero sonriendo internamente al notar el pecho de su novio subiendo y bajando alterado, seguramente por causa de la excitación que solo verle le ha provocado.

Yoochun se quita la chaqueta y la camiseta con prisas, gruñe por lo bajo y se dispone a meterse a la ducha también. Pero el rubio tiene una vaga -muy clara- idea de lo que ocurrirá después, y aprovecha para sacar de sus casillas una vez más a su impaciente novio. Se lanza contra el tirador de la puerta, impidiéndole al pelinegro abrirla.

- ¡Déjame entrar!- le ordena golpeando con el puño la pared que tiene al lado -voy a castigarte ahora mismo, y no vas a detenerme, ¿entendiste?- le gruñó fulminándole con la mirada.

- ¿Te atreverías a hacerme algo así después de todo lo que te he dado de mí?... – inquiere con ojos llorosos, haciéndose aún más el inocente, la “víctima” de aquel hombre fuera de sí que solo quiere entrar ahí para hacerlo suyo.

- ¡Junsu! ¡Joder, abre la maldita puerta o la tiro a patadas!... – gruñó dando, tal como amenazó, una patada al muro de cristal, sacudiéndolo y provocando un brinco de sorpresa en ése rubio que se pregunta si a tal grado llegan los celos, la necesidad y el deseo de su novio.

Sabe que está tentando su suerte por la reacción que pueda tener el mayor ante su próximo movimiento, pero se arriesga solo por querer aumentarle las ganas a su novio.

- ¿Tantas ganas tienes de esto?- pregunta dando media vuelta, pegando su redondo y perfecto trasero contra el vidrio que los separa.

- ¡Kim Junsu! ¡Abre de una puta vez!... – alterado hasta la última hormona que le circula por el cuerpo, el mayor ni siquiera pensaba en sus palabras. Solo quería entrar, tocar ese trasero firme, tal vez dar algunas cachetadas a esos redondos glúteos. ¡Lo que sea! Pero comenzar a “castigarle”.

- ¿Con esa boquita “comes” mi amor?... – el rubio ladeó el rostro para mirarle mientras esboza una sonrisa y mueve su trasero arriba y abajo contra el cristal mojado, provocando ese chirrido húmedo que manda toda la sangre del pelinegro a su miembro, sintiéndole duro y molesto bajo el pantalón, pensando en deshacerse de él antes de entrar y mostrarle “quién manda” en esa relación. ¡Que por algo es el seme, joder!

- ¿Vas a seguir con esto?- reniega desabrochándose los pantalones, liberando su hinchada entrepierna. Deleitando los ojos de su novio, quien cambia sus movimientos por un suave golpeteo entre el vidrio y sus nalgas. Yoochun no puede sentirse más que alterado en extremo e intenta nuevamente abrir la maldita puerta de vidrio.
Termina de quitarse los pantalones y en pleno acto de desesperación se acerca cuanto puede a la puerta, estremeciéndose cuando la punta de su miembro se roza contra el frio vidrio.

Es algo retorcido y hasta cierto punto “sucio” pero no lo puede evitar, ha caído en el juego de Junsu y cuando lo advierte, ya está embistiendo contra el cristal anhelando aquel tortuoso y delirante contacto contra la carne caliente del interior de su novio; pero está ahí “conformándose” de momento con el roce contra la superficie fría, empañando de a poco el cristal al tiempo que el rubio, dentro de la ducha, gira el rostro para mirar a Yoochun con aquella mirada divagada sumergida en necesidad, en deseo, lujuria, pasión.

Y por más tonto que pueda sonarle a algunos, así como su novio le tiene celos a las gotas que recorren su cuerpo, él le tiene celos al vidrio por recibir esas embestidas que deberían ser exclusivamente suyas.
Y le enoja que el rostro de su novio muestre esas facciones de placer que solo él debería provocar. Se voltea y termina arrodillado, con el rostro a la altura del miembro de su novio, uniéndose a ese jueguito sucio, lamiendo sobre el vidrio.

Yoochun gime ronco casi sintiendo aquella lengua sobre la carne caliente de su falo, siente los chispazos eléctricos correrle por la columna vertebral cuando su mente se encarga de “completar” aquellas sensaciones que de cualquier forma no son ni la mitad de buenas que si recibiera aquellas atenciones de verdad. Junsu se ve hermoso ahí, de rodillas sobre el piso de la ducha, con el cabello mojado pegado a su rostro, las uñas negras de sus manos apoyadas en el cristal, su rostro abnegado en ese peculiar placer que se están brindando, un placer algo frustrado también por la falta de contacto directo, piel contra piel, carne contra carne.

- Abre, baby… - jadea al tiempo que para las embestidas y su mano se encarga de masturbar su propio miembro… - déjame dártelo todo, sé que lo quieres… - apela al deseo del rubio y ruega mentalmente porque acceda. Muere por penetrarle con ganas.

El menor duda, le gusta ver hasta qué extremos puede llevarle, pero las ganas de sentirlo dentro pueden más. Abre la puerta corrediza y le jala de la muñeca, pegándole a su cuerpo en un abrazo necesitado y siente la entrepierna de su novio clavársele en el vientre deliciosamente.
Enrosca sus brazos en el cuello de su novio y recibe esos labios que lo atacan con lujuria, sus lenguas danzan juntas y poco a poco se van perdiendo el aliento y lo poco que les queda de cordura.

Yoochun aferra sus manos a su cintura con gesto posesivo, pero apenas unos segundos después en medio de esos fogosos besos que les consumen el aliento, el pelinegro resbala sus manos hasta los glúteos del rubio apretándolos y masajeándolos en tanto su erección se fricciona contra la ingle del menor.

- Gírate… - manda con la voz exaltada, ronco tono varonil que desliza la ansiedad de su excitación.

-¿Por qué debería?- le pregunta con una sonrisa, lamiendo las gotas de agua que resbalan por su cuello y muerde esa prominente manzana de adán arrancando un jadeo en labios de su novio.

-Porque mereces que te castigue después de provocarme de esta manera- le responde tanteando con uno de sus dedos la estrecha intimidad del rubio, dándole una nalgada con la otra mano.

- ¡nhh! ¿Me vas a pegar así?... – pregunta con tono divertido, no pudiendo creer realmente el morbo que le da ver perder el control al pelinegro. Recibe otra nalgada esa vez en el otro glúteo y algo en su interior se agita con excitación…

- Voy a pegarte y darte duro, baby… - le empuja contra el azulejo acorralándole entre éste y su cuerpo… - gírate… - ordena de nuevo sin dejar de estrujar entre sus manos los firmes glúteos.

- Realmente, ¿vas a pegarme?... – lo tienta sin querer encontrar el límite para aquellas provocaciones, llevando una de sus manos al erecto miembro del pelinegro, bombeando y presionando con algo de brusquedad la base.

Esto era peor que una tortura medieval, se lanzó a la boca del rubio, casi ahogándole con su lengua. Le siente gemir en medio de aquel beso y sin previo aviso introduce 2 de sus dedos hasta el fondo de ese caliente pasaje que necesita poseer desde hace rato. Junsu grita mezcla del dolor y el placer repentino, recibiendo 2 nalgadas más.

-¿No me crees?- pregunta el mayor contra su oído, antes de lamerlo descendiendo por su cuello.

- nhh solo quería una respuesta Chun… - se le cuelga del cuello temblando al sentir aquellos dedos jugar en su interior simulando la apertura de tijeras, embistiendo luego dentro y fuera tocando profundo hasta ese punto que le enloquece y le hace perder de foco todo lo que no sea el rostro de Yoochun ante el suyo mirándole con lujuria, o sus gruesos labios mordisqueándole los suyos, o el calor de su cuerpo embriagándole.

Le prepara con un tanto de desespero, introduciendo el tercer dedo algo antes de tiempo. Sintiendo como sus entrepiernas se rozan al ritmo de las embestidas en la intimidad del rubio, ambos respiran laboriosamente, apenas llenando sus pulmones con un poco de aire que les permita darse un beso más.
Los dedos del pelinegro hacen círculos para expandir ese anillo, sabiendo que esta vez su miembro estaba al límite y sería imposible entrar si no está lo suficientemente dilatado.

-Gírate Baby- le dice en medio de un jadeo excitado, anhelando penetrarle de una buena vez y darle por fin todo el castigo que merece por ser endemoniadamente sexy.

Junsu admite que desea terminar con ese juego, sentir a Yoochun dentro y gritar de placer. Obedece dejando a disposición de su novio ese firme y redondo trasero que sabe le encanta. Los dedos del pelinegro no le habían abandonado del todo ingeniándoselas para seguirle mientras se giraba, pero cuando le tiene ahí, con la espalda ligeramente arqueada ofreciéndole su intimidad sin más preámbulos, Yoochun jadea notando así de pronto lo encendido de su piel.

- sé cuidadoso, Chunnie… - el menor gira el rostro para mirarle con lascivia, sabiendo de antemano que aquella petición no será del todo escuchada porque su novio todavía lleva demasiados celos y adrenalina mezclados en su deseo… - ¡ohh!... – gime y casi siente que resbala y cae al suelo al sentir aquella estocada profunda y ruda que salvaje se entierra en su intimidad.

- Dije, que iba a castigarte nhh… - gime apenas controlando el deseo de continuar con aquellas embestidas salvajes, siendo un poco, tan solo un poco condescendiente embistiendo con relativa calma, profundo pero algo más delicado.

-¡Dios! ¡Chun!- casi grita cuando le siente llegar a ese punto sensible que le vuelve loco. La erección de su novio se siente demasiado grande y caliente, llenándole por completo. -¡ahh! ahh... dame más fuerte- pide arqueando un poco más su espalda, dando un mejor ángulo de acceso a su intimidad.

Después de aquella petición, Yoochun tiró toda su condescendencia a la basura y arremetió contra él con fuerza, haciéndole gritar. Se sentía desfallecer siendo apresado por esas húmedas paredes internas, su miembro de deslizaba dentro y fuera de ese estrecho pasaje con velocidad, haciéndole perder la cordura.

Se concentra en ver como el agua de la ducha continua cayendo a un lado de la espalda de su novio, pasando por allí con sus manos antes de volver a anclarlas firmemente en sus caderas.

- ¿Te gusta, baby?... – susurra en su oído con lujuria, lamiendo con gula toda piel a su alcance, mordisqueando esos trocitos de nívea piel en los hombros, la nuca, la espalda. Todo aquello mientras continúa con aquel ritmo frenético de estocadas.

- Me nhh gusta porque ¡ahhh! Eres tú… - gime sin control sintiendo que se marea, que es demasiado el placer de aquellas ardientes embestidas sin piedad que rozan la carne de su anillo expandiendo cada vez más y más su intimidad conforme se desliza dentro hasta el tope, en ese punto sensible que le hace pedir por más y más.

-Y siempre mmm siempre voy a ser SOLO yo- le penetra con más fuerza, a la vez que con una de sus manos alcanza el miembro del rubio masturbándole al ritmo de sus embestidas -eres solo mío- le repite succionando con ganas un trozo de piel a la altura del omóplato, dejando una marca color carmín que sabe se quedará allí unos días.

-Ahhh... solo tuyo- gime al borde del éxtasis, moviendo sus caderas hacia las de su novio para chocar con más frenesí.

Y les encanta escuchar ese sonido húmedo del choque de sus cuerpos, sentir el calor sofocante del placer, sincronizarse en la locura de aquellas embestidas que alcanzan el límite de su excitación reflejándose en el presemen que sudan sus sexos. Se anclan a ese sofoco alucinante de deseo y lujuria, se dejan arrastrar por aquel mar de sensaciones.

Junsu extraña sin embargo verle a los ojos, mirar la cara de Yoochun sudada, contraída en muecas de placer, besarle entre gemidos o abrazarse a su cuerpo tembloroso de gozo.

-Chunnie- apenas le llama deteniendo sus movimientos, el pelinegro le sujeta del mentón, girándole para poder alcanzar sus labios en respuesta -quiero verte- dice entre besos contra la boca de su novio. El mayor accede a la petición, no por darle el gusto, sino por su propio deleite. El también quería ver lo que provocaba en el rubio.

Salió de su interior, observando con morbo ese anillo dilatado que le revolucionaron un poco más las hormonas... si es que con semejante excitación eso era posible. Le dio la vuelta, atrayéndole con las manos en su cintura, fundiendo sus labios en un beso un poco más largo mientras le alza una pierna para obligarle a enroscarla en su propia cintura.
Juega con la punta de su erección en la intimidad de Junsu y le hace jadear alterado.

- ya Chun… métemela ya… - susurra sexy, relamiéndose los labios y moviendo un poco las caderas para obtener más roce.

- ¿Qué quieres que te meta, baby?... – sonríe de medio lado con picardía en tanto suelta la pierna del menor confundiéndole en el acto.

- ahhh… - pero arrancándole esos gemidos agudos cuando se arrodilla y llevando nuevamente una pierna a su hombro, es su lengua la que se introduce en aquel anillo dilatado, algo irritado por las embestidas anteriores. Y es que solo quiere torturarle un poco más (como si de hecho su propia erección no clamara por volver a ese estrecho agujero ardiente), que le suplique que le embista.

El rubio se vio obligado a apoyarse con una mano en el hombro de su novio, el placer le provocaba ligeros temblores en el cuerpo que le hacían perder el equilibrio. Jadeaba ante la sensación de ese musculo rugoso lamiendo y jugando en su pasaje, pero no era tan placentero como las embestidas que había estado recibiendo hasta hace un momento.

-Mmm! Yoochunnie~ Te quiero dentro mío ya- le mira con ojos suplicantes. El mayor se separa un poco, dejando lamidas sobre la erección de su novio.

-Estoy dentro de ti responde y vuelve a introducir la lengua en su intimidad.

-¡Ahh! Pero no con ¡nnhh! tu lengua- gimotea frustrado, aún sintiendo esas corrientes de placer que le recorren de pies a cabeza.

- ¿Entonces con qué baby? – pregunta al abandonar la intimidad de su novio, concentrándose entonces en la punta de su erección, enredando su lengua ahí mientras una de sus manos bombea la extensión y siente la pegajosa sustancia previa al orgasmo resbalar contra la palma.

- ¡No me hagas decirlo!… - solloza entre el placer y la frustración.

- Vamos baby, con qué… - el pelinegro le insta, lamiendo entonces el vientre, esa línea sexy de vello que de pronto le parece mucho más erótica que antes…. - ¿con esto?... – succiona una porción de piel a lado del ombligo al tiempo que tres de sus dedos vuelven a penetrar su anillo.

- ¡Chun!... –gime entrecortado, temiendo que se correrá antes de que su novio se digne en darle ese placer que solo su erección puede brindarle.

-No voy a entenderte si no me explicas lo que quieres, amor- sonríe besando la punta de su miembro, sin ponerle mucha fuerza a sus acciones porque el mismo está al borde del éxtasis.

-quiero tu pene dentro, muy dentro de mí… - suplica con tal tono sensual que Yoochun siente ese corrientazo eléctrico que termina en su miembro inyectándole casi como si no estuviera en su límite.

Y pudo haberse corrido solo con escuchar eso salir de boca de su "tierno" novio, pero valía mil veces más poder terminar dentro de él. Sacó los dedos de su pasaje con algo de brusquedad, poniéndose de pié al instante, acomodándole la pierna en torno a su propia cintura y besándole con deseo mientras perfila su erección y se entierra de una sola estocada hasta el fondo.

- ¡mhh!... – un gemido ahogado escapa de ambas bocas fundidas en una, del mismo modo que entonces lo están sus cuerpos.

Y comienzan de nueva cuenta aquel ritmo frenético de embestidas, se suceden entre besos y mordiscos, entre jadeos y gemidos roncos, entre miradas cargadas de lujuria, de pasión, de deseo, de cariño. El “parloteo” húmedo de sus pelvis chocando sin control, el desmedido candor del vaivén y todos esos estímulos arrastrándoles rápidamente al clímax.

Junsu se aferra al cuello de su novio, gimiendo su nombre sin pudor alguno, besándole con desespero y robándole el aliento al permanecer tan cerca a sus labios. Yoochun le embiste más profundo, reduciendo la velocidad pero aumentando la fuerza con la que arremete contra él. Le siente temblar entre sus brazos.

Ambos se ahogan en placer y en deseo, sobre todo en el amor que se profesan y saben que están demasiado cerca, que van a tocar el cielo con la punta de los dedos siendo uno solo. Y con una última estocada llegan a un orgasmo mucho más delicioso de lo que esperaban. Estremeciéndose de pies a cabeza con las respiraciones alteradas en sobremanera, pero sonrientes.

- ¿Ves que no era tan difícil pedir lo que querías?... – el mayor aprovecha para burlarse un poco consiguiendo ese sonrojo intenso que se apodera de las mejillas de su novio al recordar.

- ¡Calla, pervertido!... – le forma de esos pucheros que nunca faltan y que le recuerden con gracia que, a pesar de la sensualidad que desborda por cada poro de su piel, su delfín sigue siendo tierno, adorablemente hermoso.

Sale despacio de su interior y le abraza de la cintura, besándole dulcemente bajo el goteo incesante de la ducha.

-Me dices a mi pervertido y fuiste tú quien empezó a restregarse contra el vidrio- se defiende con los hechos recibiendo más mejillas coloradas de parte del rubio.

-Tú querías entrar directo a violarme- le dice con ojitos de niño indefenso, besándole el mentón, subiendo hasta su mejilla para luego dejar piquitos en sus labios.

-Porque lo merecías baby, ese video ha estado muy subidito de tono-

-Pero ha sido con amor hacia las fans… - se defiende haciéndole morritos, esperando ablandar el corazón de su novio, y es que a pesar de que estaban en plan meloso en esos instantes, todavía estaba ahí, en aquellos posos negros el brillo de los celos y la posesión.

- Claro, las fans, ¿Y yo qué? No te importa que tenga que escuchar, ver y leer todos esos comentarios que aparecen. ¡Te quieren violar! Entre las cosas más decentes…

- Mira quién va hablando de violaciones… - puchea y su novio gruñe por lo bajo incapaz de defenderse ante aquella acusación… - si seguimos bajo la ducha la piel nos quedará de viejito… - ríe divertido y aprovecha el agua solo para limpiar el pecho del pelinegro, donde su esencia había terminado, dejándose luego mimar por las caricias de ése Yoochun que le limpia con esmero, mordiéndose el labio ligeramente culpable al notar la irritación de su entrada. Sí que le había dado duro.

Le besa dulce antes de cerrar el grifo y alcanzar una de las toallas para secarle con cuidado. Delineando con tranquilidad cada porción de esa piel que ya conoce, pero que siempre redescubre como la más perfecta. Dejando unos cuantos besos cariñosos sobre los lugares que más le gustan de su anatomía, unos sobre la clavícula, otros arriba del ombligo.

Y entre besos cortos y sonrisas se encuentran en la habitación, sentados sobre la cama. El pelinegro le secaba el pelo con una toalla, riendo cada vez que el menor sacudía su flequillo sobre la frente y hacia caritas por las atenciones que estaba recibiendo.

- ¿Cómo lo haces, eh?... – Yoochun le mira como embobado pero las pestañas claras de Junsu solo se agitan en confusión al no entender su pregunta… - lucir tan sexy un momento, y ser tan adorable al segundo. De verdad, es una de las tantas cosas que me tienen completamente enamorado de ti, baby…

Declara y sonríe radiante al notar ese sonrojo que se extiende por el rostro de su novio. No es que Junsu no esté acostumbrado a aquel tipo de declaraciones, es que siempre consiguen el mismo efecto en su persona. Porque no hay nada más lindo que hacer el amor, sin importar la intensidad, y encontrarse luego en medio de escenas como aquella que hinchan otro poco de cariño sus corazones.

- Teniendo al mejor actor del mundo como novio, algo debía aprender de ti ¿no? - le sonríe alzándose para dejarle un pico en los labios, recibiendo de vuelta muchos besos cortos entre sonrisas. Se meten a la cama aún desnudos, porque después de hacer el amor siempre así es más cómodo compartir el calor de su piel para abrigarse y conciliar el sueño.

Se abrazan con recelo, como si quisieran desaparecer la distancia entre ellos, dándose besos fugaces que colorean las mejillas y hacen latir el corazón enamorado.

-Te Amo Susu- le dice besando su frente con ternura.

- Te Amo más, Chunnie… - corresponde sonriéndole con su característica aura aniñada cargada de ternura.

Y se relajan entre besos y cosquillas leves mientras se acomodan y hacen calzar sus cuerpos como un puzzle. Tal vez todavía quedara energía para más, pero de momento, solo eso, la compañía, el amor.

TARANTALLEGRA había despertado sin duda la faceta más sensual de Junsu, explotado al máximo los celos de Yoochun. Y eso, aún tiene muchas historias que contar.

*FIN*

Esperamos les haya gustado, tanto como a nosotras nos gustó escribirlo♥

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