(FIC) Secretos en Japón *Capítulo 2*

Actualización de Secretos en Japón! :D Mis preciosas lectoras: Las quiero mucho mucho y me disculpo por la demora :) Procuraré actualizar los seriales esta semana. Tengo tantas cosas en la cabeza que al final no termino de escribir algo y me pongo a escribir otra cosa xD Quieranme sí? ♥ Recuerden por favor, que este es un miniserial así que los capitulos son chiquitos.



Capítulo 2: Por culpa de un secreto


-¿Junsu?- el pelinegro salió del baño con la ropa de dormir puesta y una toalla sobre la cabeza – ¿a qué hora volviste?- preguntó tranquilo, pero no obtuvo respuesta – ¿ya te dormiste? Vaya… las aguas termales deben relajar bastante- continuó hablándole al aire, mientras se acomoda en su cama, disponiéndose a dormir.

Pero Junsu no iba a poder pegar ojo después de lo que viera, su corazón se había quedado alterado y su cabecita no ayudaba. Se imaginaba en esa misma ducha frente al pelinegro, tocándose y demás. Volvió a sacudir la cabeza para quitar esos pensamientos, fallando por milésima vez en la noche cuando en su imaginación el mayor profanaba sus labios con lujuria.

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Yoochun lo tenía acorralado contra la pared, besándolo impaciente y restregando sus caderas contra las del pelirrojo quien respondía con jadeos alterados que morían en su boca.

-…Aaahhh…Jun…suuu- oyó la voz del mayor en su oído, ladeando su cabeza para darle acceso a su cuello.

-Junsu…- repetía el pelinegro.

-¿Junsu?-

-¡Junsu!-

-¡¡JUNSU!! ¡¡DESPIERTA DE UNA VEZ!!- el pelirrojo abrió los ojos encontrándose con su amigo prácticamente sobre él.

-¡Aléjate!- chilló empujándolo por los hombros, colorado a más no poder por haber estado soñando aquellas perversiones que no cabían en su cabeza.

-¿Qué tienes? Soy yo Junsu, solo soy yo- le dijo, alzando sus manos en gesto de inocencia.

-¿Qu-Qué haces en mi cama?- preguntó alterado, arrimándose lo más lejos que pudo.

-Bueno… hacías ruiditos y cuando te vi estabas muy colorado… y al parecer soñabas algo muy muy bueno- respondió cambiando el tono de su voz al pronunciar la última línea.

-¿A qué te refieres?- se hizo el tonto mirando hacia cualquier lado excepto los ojos de su amigo.

-A un sueño tan bueno como para levantarte los ánimos allí abajo- aclaró sonriendo sexymente.

El pelirrojo notó entonces el bulto que llevaba en los pantalones, poniéndose mucho más colorado de lo que ya estaba.

Se levantó yendo al baño, pateándose mentalmente por haberse “emocionado” pensando en el pelinegro.

-¿No quieres que te ayude?- preguntó travieso el mayor.

-¡NO!- chilló el pelirrojo cerrando la puerta del baño con un golpe fuerte.

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¿Cómo era posible que haya estado soñando esas cosas?

El menor pensaba bajo el chorro constante de agua fría sobre su cuerpo metido en la ducha.

-Yoochun es mi mejor amigo, nada más- se repetía una y otra vez tratando de espabilar la mente.

-¿Junsu?- oyó al otro lado de la puerta –voy saliendo a desayunar… y… acerca de lo que pasó más temprano, no quise incomodarte. Dejémoslo como un secreto ¿si? Nos vemos abajo- terminó y sus pasos se oyeron alejarse.

¿Un secreto? ¿No hubiera sido mejor pedirle que lo olvidara a que lo recordara como un secreto entre los dos?

Terminó de bañarse y se cambió con parsimonia, preparándose mentalmente para encarar a Yoochun.

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-¿Por qué tuve que decir eso?- Yoochun comía un poco de lo que tenia servido frente a él, sin disfrutarlo realmente –Estoy arruinándome- se reprochaba – ¿cuánto más piensas seguir con esto Yoochun?-

Dejó de hablar consigo mismo cuando vio al pelirrojo entrar al comedor. Llevaba puesta una camiseta cómoda y ligera, con unos shorts que dejaban al descubierto sus piernas un poco más arriba de sus rodillas. El pelinegro se revolvió inquieto al verlo, le encantaba, le fascinaba verle y saberse su mejor amigo. Andaba empedernidamente enamorado de Kim Junsu y ante sus encantos quedaba desarmado e indefenso.

-Buenos días- saludó el menor, sentándose cruzado de piernas a la mesa, como si nada hubiera ocurrido. Provocando una sonrisa en su amigo.

-Buenos días. Toma, come mucho- respondió estirándole algunos platos con distintas porciones de comida, aliviándose al ver esa sonrisa de siempre y no un gesto enojado o incómodo.

-¿Qué quieres hacer hoy?- preguntó el menor mientras se servía de todo un poco en su plato.

-Podemos ir a dar vueltas por allí, comprar algunas cosas y regresar para meternos en las aguas termales- bajó el volumen de su voz en la última frase, pero fue lo suficientemente claro como para que el pelirrojo escuchara y se atragantara con la comida.

Respiró profundo un par de veces y alejó todo pensamiento subido de tono de su cabeza, se calmó lo suficiente y como si no hubiera oído lo último respondió.

-Bien, me parece buena idea. Terminamos de desayunar y salimos, ¿si?- con una sonrisa de oreja a oreja siguió comiendo, esperando poder olvidar aquella molestia en su corazón que le confundía cada día otro poco.

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La tarde cayó con prisas, además un desayuno a las 11 de la mañana no era muy temprano que digamos.

Entre carcajadas y risas regresaron al hotel, con bolsas y bolsas de compras que habían hecho. Entraron a la habitación dejando las bolsas en el suelo a su paso, aún sonriendo y estirando los brazos por el cansancio.

-Ahh~~ He comido tanto- Junsu no podía sonreír más ampliamente, se recostó en su cama estirándose completamente, largando un bostezo.

-Creo que fue demasiado Hitsumabushi por un día- el pelinegro se recostó al lado de su amigo, viéndole estirarse, encontrándose luego con esas pupilas castañas que le miran confundido.

-¿Qué haces en mi cama?- le empuja despacio del hombro, riéndose luego y dedicándose a bromear un poco más –idiota, sal de mi cama- le da una palmada en la frente por fastidiarlo.

-Ok, pero tienes algo aquí- dice y se acerca lo suficiente a su rostro como para que el menor se sonroje como termostato.

-¿Q-que tengo…?- pregunta con el corazón acelerado por la cercanía.

-Algo… aquí- miente de nuevo aprovechando el momento y le acaricia la mejilla con uno de sus dedos, centrando la atención de sus ojos en ese tono rosado que resalta a la vista.

-Qui-quitalo de una v-vez- sin querer tartamudea y se da cuenta que no puede pensar bien con Yoochun tan cerca, le pone nervioso y avergonzado.

-Ya casi- apenas susurra y se acerca, rozando sus labios con la piel ardiente de la mejilla de su mejor amigo. Su propio corazón tamborilea contra su pecho al sentir la suavidad de esa porción de piel contra su boca, quiere más, pero sabe que no puede seguir con ese jueguito a menos que quiera perder a Junsu por completo. Se aleja despacio y el pelirrojo se levanta cual resorte de la cama, totalmente colorado hasta la raíz de sus cabellos.

-Y-yo iré a…- el cerebro aún no le funcionaba correctamente, no podía pensar mirando al pelinegro a los ojos –i-iré allá- señalo apenas con su mano la puerta que daba al cuarto de aguas termales, caminando a pasos agigantados en esa dirección, desapareciendo tras la puerta.

Yoochun suspiró, una vez más había metido la pata por culpa de sus hormonas y esos sentimientos incontrolables que tiene por el pelirrojo.

-No pienso irme de Japón sin decirte lo que siento Kim Junsu- habló para sí, levantándose en dirección al cuarto de aguas termales. Tendría que ser lindo con él, o provocarle desmedidamente.

Y justo en ese momento, provocarle sonaba como buena opción…

Continuará…

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(Prepárense, que después de este capi se viene lo bueno *w*)