(FIC) Mischievousness ♥

Y me llegó altamente seguir estudiando para mi exámen de economía de mañana ♥
El principio es Yoochun's POV, y luego cambia a un narrador externo xD Yo y mis complicaciones para escribir~

~Regalo para Feli *w*~

Título: Mischievousness (Travesuras)
Autora: Axy
Parejas: YooSu
Género: Romance
Advertencia: NC-18/LEMON

-Mhh, Baby please- pedí en un susurro por milésima vez.

-No Yoochun, aléjate~~- chilló de nueva cuenta tratando de apartarse de mí, diciendo que soy un “monstruo” porque llevo persiguiéndolo varios minutos.

Bastante me había costado jalarlo hacia aquel vestidor que nos habían preparado para antes y después del fanmeeting, y ahora iba a cumplir mi cometido, de lo contrario no planeaba salir de allí así anochezca.

-Chun, llevamos encerrados 10 minutos, nos están esperando, vamos. ¿Si?- rogó deteniéndose junto a la puerta cerrada, dándome ventaja para acorralarlo contra la pared al instante.

-No hasta que me dejes hacerlo- sonreí y el revoleó los ojos, cruzándose de brazos.

-Ya te dije que no. ¡Las fans están afuera!- repitió marcando aquel gesto de frustración en su rostro.

-Baby… llevamos una semana sin hacerlo, ¿y ahora que tenemos oportunidad te estás negando?-

-No me estoy negando, ¡te estoy diciendo que las fans están afuera!- hizo un berrinche frustrado por mi actitud. Sabe que poco me importa si estamos en un lugar público o no, no planeo detenerme hasta conseguir lo que quiero.

-¿Y ahora te preocupa eso? Hace rato les estuviste moviendo deliciosamente el trasero, ¡y ahora te preocupa si están afuera o no!-

-Tú también les moviste el trasero y yo no me estoy quejando- me reprochó con el ceño fruncido.

-Pero no vas a comparar el mío con el tuyo baby- sonreí pícaramente y deslicé una de mis manos directamente hacia la retaguardia del enfadado rubiecito que tengo entre mis brazos.

Junsu jadeó, pero continuó poniendo resistencia. Lo sentí temblar ante mi tacto y continué con mi cometido, sabiendo que en algún momento el terminaría cediendo.

-Lo único que amas de mí es mi trasero…- dijo y le di un apretón allí mismo -idiota- bufó antes de que comenzara a reír.

-Sabes que amo todo de ti- sonreí, haciendo un pequeño cambio en mi táctica para obtener lo que tanto deseo –además, yo debería ser el que se esté quejando. Te has mostrado terriblemente hermoso frente a las fans, regalándoles miles de sonrisas y sonrojos. Y a mí solo me estás mostrando este ceño fruncido y estos pucheritos, que a pesar de ser adorables no se comparan a tus otros gestos-

Noté como Junsu suavizó su expresión, apenas se colorearon sus mejillas y frunció sus labios de esa manera tan peculiar cuando quiere ocultar una sonrisa.

-Chunnie, no quiero que lo hagamos aquí, eso es todo- dijo alzando sus brazos en torno a mi cuello, permitiéndome abrazarlo por la cintura.

-¿Ni aunque sea rapidito?- pregunté con una sonrisa dejando besos cortos sobre su cuello.

-Yoochun~ Deja de insistir- pidió sonriendo ante mi actitud. Me conoce como la palma de su propia mano y sabe que no me detendré.

-Después de verte mover la colita me has dejado con ganas. Rapidito ¿si?-

Subí con más besos hasta llegar a la oreja de ese coloradísimo Junsu que poco a poco va cediendo ante mis encantos.

-N-no…de-detente- apenas balbucea entre jadeos, mientras paseo mis manos sobre sus caderas y mis labios juegan con el lóbulo de su oreja antes de morderlo despacito.

-Por favor- supliqué apenas acercando mi boca a esos labios rosados que me enloquecen, sin llegar a tocarlos, pero robándole el aliento y otro poco de cordura.

-…Chunnie…- suspira y se acerca para hacer contacto, pero me voy alejando a medida que él se mueve hacia mí. Parece que cae en cuenta de la trampa que le acabo de poner y frunce ligeramente el ceño -…está bien, pero rápido- dice en voz baja, con la vista en el suelo y las mejillas coloradas a más no poder.

Sonreí victorioso, alzándole el rostro con las manos para topar mis labios con los suyos.

-Te amo- susurré separándome un poco, observando embelesado ese puchero que se forma al instante. Y no puedo evitarlo, amo cada detalle de él y me encanta llevarlo a esos límites en los que sabemos ya no hay punto de retorno.

-Eres un convenido- puchea y aferra sus manos al cuello de la chaqueta que llevo puesta, jalándome para besarme de nueva cuenta.

Y nuestros labios batallan por ganar en aquella competencia de caricias, nos probamos despacio, soltando suspiros cada tanto. Siento como sus manos se acomodan en mi nuca, jugando con mi cabello.

Profundizo el beso y siento como puedo embriagarme solo con el dulzor de su boca. Responde con gemidos queditos y me desespera otro poco.

***

-Mhh~ ¡Chunnie!- jadea cuando el pelinegro le alza en vilo para pegarlo con fuerza a la pared. El menor enrosca sus piernas en torno a su cintura y se deja llevar por la marea de sensaciones que lo atrapan de pies a cabeza.

-¿Ves como te gusta? Me llamas a mi convenido cuando tu eres un exagerado- se burla besando a sus anchas la piel del cuello de su novio, quien responde apenas con gemidos queditos.

-No exagero, eres tu el que no sabe lo que significa pudor mmmmhh!!! Ahh ¡¡Chunnieee!!- chilla excitado cuando el mayor frota sus entrepiernas sobre la ropa, simulando embestidas contra el trasero del rubio.

-Hablándome de pudor y mira quien gime desesperado, no que las fans están afue…- siendo callado por los labios de Junsu sobre su boca.

-¿Vas a callarte ya?- jadea separándose de golpe, dejando caer un hilillo de saliva sobre su mentón –aprovecha el tiempo que te estoy dando, ratón pervertido- hace un mohín y se pierde en esa sonrisa que se forma al instante en el rostro de su novio.

Yoochun ríe y lame esa huella húmeda que quedó en el mentón del rubio, llegando hasta su boca en donde introduce su lengua de frente, sin más jueguitos de por medio. El menor ahoga suspiros en medio de aquel beso y siente sus mejillas arder.

Un murmullo afuera del vestidor los obliga a dejar ese beso. Instintivamente Junsu gira su rostro hacia la puerta, sintiendo besos de parte del pelinegro sobre su cuello, bajando hasta su clavícula.

-Yoochun, hay gente afuera. Nos van a escuchar- intenta detenerle empujándole los hombros.

-No nos escucharán ni gimes bajito- apenas responde y baja al rubio para desabrocharle los pantalones.

-Detente, detente por favor- suplica tratando de sujetarle las manos –Chun, por fav… nnngghhh!!!-

El mayor le cubre la boca con una mano, mientras bombea la erección de su novio con la otra.

-Shh~ Calladito o nos van a descubrir~- sonríe de nuevo, descubriendo la boca del rubio para llenarla de besos sin detener el movimiento de su otra mano.

-¡Mmmhh! Yoochunnie~- gime en susurros y se sujeta de los hombros del mayor ante la sensación inminente de que caerá al suelo presa del placer que le proporcionan. Siente todo su cuerpo temblar ante las atenciones y esconde su rostro en el cuello del pelinegro, aprovechando para besar y mordisquear esa provocativa manzana de Adán.

-Te amo, te amo- le repite al oído, dejando por un momento la hinchada entrepierna de su novio para bajarle los pantalones junto con el bóxer a la altura de los muslos, recibiendo una succión en la clavícula cuando masajea con sus manos ese firme trasero que sabe le dará uno de los mayores placeres en unos minutos.

Junsu pasea sus manos sobre la camiseta del pelinegro, para llegar a su cinturón y desabrocharlo junto con el pantalón, jalándolo apenas hasta la mitad de su cadera para sacar de los bóxers el miembro excitado de su novio.

-Nnghh- deja escapar un gemido ronco contra el oído del rubio, apretándole contra la pared, rozando sus entrepiernas.

-¿Quieres que me vuelva loco?- preguntó el menor con una sonrisa, juntando con sus manos ambos miembros, bombeándolos a la vez.

-¿Por qué? Mmmh~-

-Muero de pánico pensando que puedan abrir esa puerta y vernos así- dice alcanzando los labios de su novio para dejar unos cuantos besos cortos.

-Entonces asegurémosla- sugiere y jala al rubio del brazo.

Lo lleva justo frente a la puerta y lo gira, obligándole a quedar de espaldas a él.

-Chunnie oigo gente afuera- dice asustado, volteando apenas para ver como el pelinegro le observa con lascivia.

-Por eso mismo te he puesto allí- va explicando mientras le alza un poco la camiseta para acariciar su espalda –para que no puedan abrir la puerta si vienen hacia acá- deja unos cuantos besos sobre la columna del rubio, bajando hasta la cintura.

-¡Aahh!- Junsu se muerde el labio inferior para ahogar un gemido cuando siente la lengua del pelinegro pasearse sobre su intimidad. Siente un chispazo eléctrico recorrerle la columna, revolucionándole hasta la última hormona en el cuerpo, tiembla y aferra sus manos a la puerta para no caerse.

-Baby- susurra alzándose para llegar hasta su oído, tanteando la entrada del menor ahora con uno de sus dedos – ¿puedo entrar sin prepararte?- pregunta besándole la nuca, oyéndole respirar erráticamente, tan excitado como lo está el.

Lo pensó dos veces. Si Yoochun lo penetraba sin preparación alguna luego le iba a doler el trasero hasta la noche, pero quería salir de ese lugar de una buena vez y quizás el nivel de calor en su cuerpo le ayudaría a dilatar más rápido y no sentirse tan incómodo.

-…Si, pero hazlo despacio- respondió quedito, girando el rostro para buscar los gruesos labios de su novio, quien no demoró en besarle entre sonrisas.

-Gracias- susurró entre besos, perfilándose en la estrechísima entrada del rubio.

-¡¡Nnnnggh!!- jadeó mezcla de dolor y placer al sentir la prominente erección enterrándose en su cuerpo.

Yoochun se sentía en la gloria siendo apresado por esas estrechas paredes internas que arden a su paso, va despacio y con cuidado para no hacerle daño al menor. Controlando con grandísimos esfuerzos las ganas que tiene de moverse cuando llega al fondo.

-Nnhh… duele- gime quedito, apoyando la frente en la puerta. Sintiendo al instante una de las manos de Yoochun sobre su vientre y la otra cubriendo su entrepierna.

-Lo siento baby- se dedica a besarle el cuello y a masturbarle despacio mientras se acostumbra.

Y en cosa de pocos minutos han retomado la pasión y el desenfreno de la entrega. Junsu se muerde los labios con fuerza para que sus chillidos no se oigan al otro lado del vestidor y Yoochun ahoga sus jadeos en la nuca del rubio.

-¡Mhhh! Más fuerte~- pide el menor arqueando un poco más su espalda, acompasando el movimiento de sus caderas a las del pelinegro, perdiendo foco de lo que le rodea cuando le siente llegar tan profundo que toca ese punto sensible.

Pero de un momento a otro el mayor se detiene, dejando a medias las oleadas de placer que comenzaban a recorrerle el cuerpo.

-¿Por qué paras?- pregunta con la respiración agitada.

-Shh…- lo calla el pelinegro.

Y bastan unos segundos para comprender lo que ocurre. Unos murmullos se hacen más fuertes fuera del vestidor, seguidos por unos pasos.

Las mejillas del rubio se colorean al instante y asustado cubre su boca con ambas manos, dando un salto de la impresión cuando oye un golpeteo en la puerta.

-¿Hay alguien dentro?- preguntan desde afuera, y Junsu siente una embestida contra su pasaje, cubriendo su boca con más fuerza.

-¿Por qué estará con llave?- se vuelven a oír las voces, pero al mayor poco le importa que estén a nada de descubrirlos, sigue con ese vaivén frenético consciente de que su novio está aguantando todos los gritos que desearía soltar.

Y el rubio no sabe si son los nervios o el morbo de la situación en sí, pero tiene un nudo en el pecho que se siente extrañamente delicioso en conjunto con el placer que le provoca hacer el amor con Yoochun.

Porque sí, por más que el placer y la lujuria sean los principales partícipes de la entrega, lo que hay entre ellos en todas sus facetas es amor. Un amor que se demuestran cada día y en ocasiones como esta se torna algo más encendido y apasionado.

-Tenemos que traer la llave- oyen al otro lado de la puerta y el pelinegro acelera sus embestidas tomando desprevenido a Junsu, que casi golpea la puerta con las manos al tratar de aferrarse a ella.

El mayor se acomoda sobre la espalda de Junsu, alcanzando con una de las manos su hinchada erección, masajeándola al ritmo de sus estocadas. Oyendo apenas los jadeos ahogados de su novio.

-Mmhh~ Ya casi baby- le susurra bajito al oído y el rubio asiente con la cabeza, volteando un poco para alcanzar con una de sus manos la mejilla del pelinegro y jalarlo hacia sus labios.

Ambos sienten aquel calor en el bajo vientre mientras convierten aquel beso en un contacto más húmedo y apasionado. Los gemidos del menor se pierden en la garganta de su novio. Entre besos se les consume el aliento y con aquellas embestidas certeras se sienten desfallecer contra el cuerpo del otro.

Junsu arquea la espalda involuntariamente y Yoochun da una última estocada, fuerte y profunda que les hace delirar en placer. La esencia del pelinegro se pierde dentro de la intimidad del menor, quien ha manchado la mano de su novio y el piso con su propio semen.

-Oh God~- apenas jadea el mayor, respirando laboriosamente luego de semejante orgasmo. Se abraza a la cintura del rubio sin salir de su interior, sonriendo contra su cuello.

-Idiota…- bufa avergonzado, tratando de llenar de oxigeno sus pulmones.

Cuando vuelven a oír los murmullos acercándose al vestidor.

Yoochun abandona la intimidad de su novio y se sube los pantalones rápidamente, antes de ayudar al menor a hacer lo mismo. Aún con el corazón agitado y el sudor perlándoles la piel, se arreglan lo suficiente como para poder salir de aquel lugar.

-Me voy a vengar esta noche- el rubio sonríe, plantándole un beso en los labios al mayor antes de abrir la puerta y salir aprisa hacia la van que los esperaba.

Y deja embobado al pelinegro allí mismo, en la puerta del vestidor.

-Oh, Yoochun-sshi, ¿estaba usted adentro?- pregunta un chico, al parecer del staff del lugar, que se acerca con unas llaves en la mano.

El pelinegro tardó un poco en hilar los hechos en su cabeza, pero atinó a negar rápidamente.

-No, acabo de venir, estaba buscando al manager. Hasta luego- se despide y emprende una caminata presurosa hacia la van.

-¿Qué es esto que han derramado en el suelo?- oye los murmullos del chico a sus espaldas y no puede evitar ponerse colorado y aumentar la velocidad de sus pasos, huyendo de las pruebas de su travesura con el delfín.

*FIN*

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