(FIC) Bet for a Love Game ♥

Hace mucho tiempo que no escribía un lemon *3* Espero les guste! Recuerden que sus comentarios son suuuper importantes para mi ^^ Las quiero~

P.D: Regalo para engreir a Feli besha ♥

Título: Bet for a Love Game ♥
Autora: Axy
Parejas: YooSu
Género: Romance
Advertencia: NC-18/LEMON



En los últimos días había surgido un furor intermitente por el nuevo videoclip de Kim Junsu, “Uncommitted”, pero aquello ya era historia antigua para el YooSu, (no daremos detalles específicos, pero les hará felices saber que el pelinegro le dejo perfectamente en claro al de cabellos tintos que lo amaba demasiado y que estaba arrebatadoramente celoso… así que casi ninguna habitación en el apartamento de Yoochun se salvó de ser un pequeño nidito de amor), ahora estaban enfocados en un evento que los reuniría con las fans después de bastante tiempo.

Habían tenido la oportunidad de divertirse jugando entre ellos y con las fans, el tiempo había volado y el día se asemejaba a una tarde de relajo. Jugar Nintendo era como un desestresante natural, arrancándoles sonrisas y carcajadas sinceras.

-¿Como pudo ganarme esa chica?- preguntó por millonésima vez Junsu desde que el evento finalizara.

Jaejoong apenas le había palmeado la espalda antes de ir a su carro y se lo encomendó a Yoochun, quien acompañaría al menor en la van.

-Vamos Junsu, todos sabemos que siempre pierdes- respondió algo tarde, acomodándose en aquel asiento al lado de su novio.

-¡No es cierto! Toda la vida te he ganado en Mario Kart- se defendió con esa típica expresión de incredulidad en su rostro, girándose un poco para poder verle mejor.

-Si encontrara mi DS* te retaría a jugar ahora mismo- dijo con el ceño fruncido, queriendo cumplir ese reto luego de haber perdido contra él durante casi todo el evento, y eso era porque estaba nervioso, no porque fuera algo malo jugando, no, claro que no. (*Nintendo DS: La consola en la que jugaban en el evento de Mario Kart, la única diferencia es que no tiene vista en 3D como la que ellos usaban)

-Vamos a mi apartamento entonces, hagamos una competencia- aceptó el peliteñido despreocupadamente mientras sacaba su celular del bolsillo.

-¿Que parte de “si encontrara mi DS” no entiendes? Lo perdí- refunfuñó Yoochun, cruzándose de brazos.

-Yo lo tengo- el menor dijo en un balbuceo, mirándole por un rato.

-¿¡Eh!? ¿Porque lo tienes? Lo he buscado desde hace tiempo- las facciones del pelinegro denotaban la verdadera sorpresa que se había llevado con aquellas palabras.

-La última vez que dijiste que íbamos a jugar lo llevaste… pero terminamos jugando otra clase de cosas así que lo olvidaste allí, y lo guardé- apenas respondió con las mejillas ligeramente coloradas, recibiendo una amplia sonrisa de parte de su novio.

-… ¿Qué otra clase de cosas nos pusimos a jugar?- preguntó con tono inocente y su mano fue a parar en la rodilla del menor.

-¡YAH! ¡No lo diré en voz alta! ¡Pero esta vez solo jugaremos Mario Kart!- chilló sonrojado golpeándole despacio el brazo.

-Gana quien hace 3 de 5- ofreció el mayor.

-Me parece bien- aceptó sonriente, extendiéndole la mano.

-¿Y qué apostamos?- preguntó el pelinegro entrelazando sus dedos con los de su novio.

-… ¿No podemos simplemente jugar?…-

-¿¿Entonces donde está lo divertido?? Escucha, si yo gano entonces vas a…- Yoochun comenzó a hablar, acercándose lo suficiente a su oído para susurrar su propuesta.

-¡Y si yo gano, no lo haré!- contrarió el menor con las mejillas encendidas al rojo vivo.

-Sé que te encanta y aún así actúas como un niño pequeño e inocente que se avergüenza con cada cosa- se quejó el pelinegro, picándole una mejilla con el dedo.

-Yoochun, es normal para cualquier persona avergonzarse luego de oír cosas sucias en su oído- pucheó lindamente intentando recuperar el color natural de su rostro.

-Ok, ok. Cambiando de tema, ¿porqué sigues con esa ropa?- preguntó señalando la camiseta a rayas blancas y negras que el peliteñido aún traía puesta.

-Me gustó, así que pregunte si podía quedármela- respondió con una amplia sonrisa, observándose a sí mismo y jugando con el borde de la camiseta.

-…Te queda bien- apenas dijo el mayor, mirándole de arriba abajo.

-¿Eso es un cumplido?- las cejas de Junsu se fruncieron en incredulidad, se le hacía muy extraño solo oír eso de boca de su novio.

-Si baby-

-¿Y solo vas a decir eso? ¿No me vas a decir algo más?- preguntó encontrándose con esas orbes oscuras que le miran alegremente.

-¿Algo como: “Te ves muy lindo”, “pareces un bebé” o “esa camiseta es algo transparente”?- dice con una sonrisa y ríe cuando los labios del menor se acomodan en un puchero.

-Transpa… ¡¿eh?! ¡¿Por dónde?!- cae en cuenta de las palabras del mayor y baja la vista sobre su propio cuerpo.

-Por aquí~- señala Yoochun, sentándose más cerca para poder pasear sus dedos sobre las porciones de tela negra de la camiseta -Y por aquí- agrega casi abrazándole, escondiendo su rostro en la piel nívea del cuello del menor.

-¡Chunnie!~~- ríe sonrojado el de cabellos tintos, devolviéndole el abrazo a su novio.

-¿Mmm?~- responde con los labios pegados en el cuello de Junsu, dejando besos por doquier.

-Basta~- pide empujándole despacio, rindiéndose al instante porque el pelinegro le ha atrapado los labios en uno de esos besos cariñosos que le encantan.

~~~~~~

-¡¡¡Aaahh!!! ¡¡¡No hagas trampa!!!- chilló el menor con la mirada fija en la consola de videojuegos.

Ambos estaban sentados en la alfombra de la sala, concentrados al 100% para ganar aquella apuesta que hicieran más temprano. Iban empates y habían extendido (voluntariamente) la cantidad de carreras para poder desempatar de manera justa; cada uno tenía 3 carreras vencidas y esta era la decisiva.

-¡Tú no hagas trampa! ¡Yo iba ganando hasta que me lanzaste una bomba!- renegó el mayor, revolviéndose en su sitio por haber perdido la ventaja.

-¡Ultima vuelta! ¿Vez lo que te pasa por pervertido? Ni loco voy a perder~- canturreó tumbándose de espaldas al suelo, con la consola en mano y la vista en la pantalla.

Quién sabe si lo habría hecho solo por comodidad, o por saber que el pelinegro se distrae cuando lo ve echado, con la respiración agitada y ese movimiento incesante en su pecho.

-¡Haces eso a propósito!- gruñó Yoochun, habiendo perdido totalmente al carro de su novio por haberse quedado mirando embelesado ese cuerpo de dios griego que allí echado le llama a gritos. Se arrastró sobre el suelo sin perder el control de la carrera y como pudo se recostó prácticamente sobre el pecho de Junsu –dijimos que sería un juego limpio-

-¿Limpio? ¿¿Y esas cosas sucias que planeas hacerme después?? No le veo nada de juego limpio a tus apuestas- se quejó el de cabellos tintos, sonrojándose al saberse bajo el cuerpo del mayor incluso antes de concluir la carrera.

-¿Acabas de llamarle “cosas sucias” a nuestro amor baby? ¡Pensé que me amabas!- dramatizó el pelinegro con afán de distraerle.

-Te amo, tonto. Solo que un tema es hacer el amor “románticamente” y otro muy distinto es querer hacer todo lo que pasa por tu cabeza de ratón pervertido. Ahora deja de hablar que voy a-

-¡PERDER! ¡¡VAS A PERDER!!- canturreó el mayor entre carcajadas cuando su carro sobrepasó al de su novio en menos de un segundo.

-Noo, no, no, noooo, ¡NO!- chillaba el menor tratando de alcanzar a su oponente, fallando en el intento al obtener la bandera de “perdedor” ondeando en la pantalla –¡¡Yoochun!!- lloriqueó dejando de lado el Nintendo, haciéndole los pucheritos más lindos que pudo formar con sus labios.

-Perdiste baby- dijo en respuesta el pelinegro, besándole el rostro a pesar de seguir recibiendo lloriqueos melodramáticos y ojitos de cachorrito abandonado –no pienso dejarte escapar, ¿lo sabes?-

-…si- pucheó con el ceño fruncido.

-¿Y por qué me haces esas caritas?- preguntó sonriente, delineándole el rostro con una de sus manos.

-Cancela la apuesta~ Porfavooooooor~- pidió con las manos juntitas a modo de plegaria.

-Oh no, no. Una apuesta es una apuesta, y vas a cumplirla ahorita mismo- dijo sin más, poniéndose de pie para jalar del brazo a su peliteñido novio y dejarlo de pie en medio de la alfombra de la sala. Se dirigió al estéreo y puso el último single del menor.

-¿¿Con el instrumental de Uncommitted?? ¡Te estás pasando de la raya!- Junsu chilló avergonzadísimo, con las manos en el rostro y el corazón a mil por hora.

-Tengo que aprovechar de alguna manera tu música, ¿no?- respondió con una sonrisita maliciosa; acercándose para abrazarlo de la cintura y dejarle un beso corto en la boca –Fighting~- susurró en su oído antes de soltarlo y sentarse a sus anchas sobre el sofá.

-…Chunnieee~- se quejó de nuevo el menor.

-Ya, comienza. Te pongo la canción de nuevo si quieres- rió ante la actitud de su novio y detuvo la música para reproducirla desde el principio una vez más.

La melodía tranquila y a la vez seductora resonó de nuevo en el departamento y por más avergonzado que Junsu pudiera estar, no pudo negarse a cumplir su castigo. (Pff, como si no quisiera cumplirlo. Te conocemos Kim Junsu)

El cuerpo del peliteñido comenzó a moverse despacio, marcando ciertos compases a la altura de sus caderas y hombros, dando una que otra vuelta, modelando y bailando para su novio –su eternamente único espectador de tal magnitud-

Unas cuantas miradas cargadas de deseo y el propósito de aquel baile dio comienzo; las manos del de cabellos tintos encontraron divertido deslizarse bajo su propia camiseta, alzándola cada vez más, dejando piel expuesta para el deleite de los ojos del mayor. Sus dedos danzaron sobre su abdomen, subiendo hasta el pecho, descubriendo aquellas partes de su anatomía que ponen a tono a su novio.

La camiseta por la que tanto problema hicieron cuando estaban en la van quedó tirada en el suelo, habiendo dejado desnudo el torso del menor. Se acercó al sofá y en un solo movimiento se sentó a horcajadas sobre Yoochun.

-No toques- susurró por lo bajo, yendo directamente a besar esos provocativos labios gruesos.

El mayor resistía la tentación de alzar sus brazos mientras Junsu lo besaba, quería tocarlo, jalarlo, pegarlo a su cuerpo y fundirlo a su piel.

Sus labios se rozaban incesantes, abriéndose de a pocos para dar paso a esos músculos húmedos que se encuentran en una danza mucho más candente que la que el menor hiciera varios minutos atrás; sus lenguas resbalan y se pierden en la boca del otro.

Junsu deja escapar pequeños jadeos, atacando la cordura de su novio, quien al instante aferra sus manos sobre su cintura, presionándole contra su cuerpo.

-Aahh~ ¡Chun!- gime cuando es el mayor quien rompe el beso y desciende a saborear cuanta piel expuesta tenga al alcance –no hagas trampa~- se queja y como puede se separa de su novio para volver a su puesto inicial al centro de la sala.

-Hace rato te morías de vergüenza y ahora quieres seguir- se burló por lo bajo, devolviendo la mirada a la figura perfecta del peliteñido.

La música continuaba y se repetía dándole al menor todo el tiempo del mundo. El movimiento de sus caderas estaban subiéndole “los ánimos” a su novio, y el tampoco se quedaba atrás; desabrochó despacio los botones y el cierre del pantalón y los bajó con cuidado sin dejar de mantener el ritmo con su cuerpo.

Pronto llegaron al suelo y el autocontrol de Yoochun se fue por la borda; se lanzó a él y lo dejó desnudo en un parpadeo, se quitó su propia camiseta y besó cuanto pudo la exquisita boca rosada del menor.

-¡Yoochun!- chilló entre besos, empujándolo hacia el sofá nuevamente.

-Se acabó el castigo, quiero tocarte- sentenció cargando al peliteñido para sentarlo consigo.

Sus labios se encontraron mil veces más; acompañando las caricias que sus manos dejaban en el cuerpo ajeno. El pelinegro no tardó en quitarse lo que le restaba de ropa y por lo visto el calor infernal que les había subido lo estaba alterando en sobremanera.

-Mmm, Junsu~- jadeó cuando su novio se dedicó a atender su entrepierna.

-Te doy permiso para no ser tan tierno hoy- dijo de repente el menor, sujetando con la mano libre la muñeca del pelinegro para llevar 3 dedos a su boca.

El mayor sonrió ante aquellas palabras; le ponía que Junsu cambie de esa manera sus facetas, siendo ese chico avergonzado que a la vez es sexy y a pesar de todo le entrega su amor todos los días.

-Te amo baby- dijo sobre los labios del de cabellos tintos y sin previo aviso se abrió paso con un dedo en la estrecha intimidad de su novio.

-¡Nngh~~!- gimió quedito, disfrutando esa sensación de ligero dolor sustituido lentamente por placer – ¡Ahh~! ¡Rápido!- pidió en un jadeo al sentir el movimiento de aquel dígito en su interior. Ese sentimiento de necesidad que a veces solía hacer acto de presencia apareció pidiéndole a gritos tener a Yoochun dentro.

-Tengo que ir mmm despacio Susu- dijo contra su cuello, metiendo con cuidado un segundo dedo, dando cierto tiempo para poder anchar las paredes internas del menor.

-Ya está~ Vamos, mételo- pidió una vez más, aferrándose a los amplios hombros del pelinegro.

Yoochun optó por besarle con ganas por un buen rato para que su desesperación disminuya, y funcionó. Los 3 dígitos del pelinegro se deslizaban en aquel pasaje húmedo con ritmo, arrancando gemidos desesperados de la garganta de su novio. Lo jaló de la cintura, y abandonando su intimidad le sujetó el trasero para acomodarlo sobre él.

-¡Ah! Aaahh~~ ¡Yoochunnie~!- el peliteñido se retorcía de placer con solo sentir la punta hinchada de la erección del mayor, tenía las hormonas revueltas y unas ganas de sentirse total y solamente de su novio.

El mayor se enterró despacio en aquel estrecho anillo que lo hacía delirar, su miembro se aprisionaba deliciosamente entre esas húmedas paredes internas obligándolo a sentir esos corrientazos de placer que se desplazaban sobre cada parte de su cuerpo. No había podido llegar siquiera al tope y Junsu ya quería comenzar a moverse.

-Ride me, babe- dijo finalmente con una sonrisa matizada de lascivia, jalando a su novio de las caderas para ayudarle a mantener el ritmo mientras le monta.

Los jadeos y gemidos de ambos, se perdían en la melodía de Uncommitted que aún resonaba en la sala; sus bocas se encontraban esporádicamente y el aliento se les consumía con demasiada rapidez. Junsu imponía el ritmo a su gusto, le agradaba subir despacio y bajar con rapidez. Las manos del mayor le acariciaban y apretujaban los redondos y firmes glúteos sin parar, dejándolos ligeramente colorados.

-¡Mmm! ¡Chunnie~!- un chillido agudo escapó de sus labios cuando la mano de su novio se cerró sobre su erección desatendida; la piel se le erizó y comenzó a sentir esos temblorcitos particulares en el cuerpo que van avisándole que falta poco.

-Nnngh~ ¿Casi?- preguntó el mayor, masturbándole con ritmo y velocidad; quería hacerle delirar en placer, devolverle todas las expertas atenciones que estaba recibiendo sobre su propio cuerpo.

-S-sii~ ¡Ah!- jadea y se deja hacer cuando su novio le sujeta de la base para impedirle correrse.

Se acerca apenas para susurrar un “Juntos” al oído del de cabellos tintos y embiste hacia arriba, continuando con el vaivén de sus pelvis hasta sentir también las llamaradas crepitantes de fuego placentero posarse en su bajo vientre haciéndole temblar. Libera la entrepierna del menor y bombea a la par de sus estocadas.

Sus gemidos se agudizan y los espasmos del orgasmo los recorren de pies a cabeza; el vientre de Yoochun quedó manchado por la semilla de su novio, y él –como de costumbre- llenó por completo la estrecha intimidad del menor con su esencia.

-¿Baby?- pregunta aún con los latidos a mil por hora y casi sin oxigeno en los pulmones.

-Dime Chunnie- responde con una sonrisa de oreja a oreja, respirando laboriosamente apoyado sobre el pecho del mayor.

-¿Quieres volver a apostar?- entre risas se abraza al cuerpo de su novio y le besa la frente antes de acomodarlo mejor sobre él.

-Ni loco. Ni siquiera me dejaste terminar mi striptease- renegó haciendo pucheritos.

-Puedes hacerlo de nuevo, ve ponte la ropa- bromeó el pelinegro, recibiendo un golpecito suave en su hombro.

-Idiota- se burla, y frunce el ceño cuando Yoochun lo alza para abandonar su interior.

-Entonces… ¿jugamos un torneo más en Mario Kart?- pregunta el mayor alegremente, picando con sus dedos las mejillas del peliteñido.

-Está bien; pero esta vez, si yo gano…- aceptó y susurró al oído de su novio la próxima apuesta.

-¿¡En la ducha!? ¡Pero luego moriré de frio!- se quejó al instante.

-¡Estamos desnudos en medio de la sala y me muero de calor! Vamos, apuestas son apuestas- sentencia Junsu y se levanta para recoger los Nintendos y luego jalar al pelinegro a su habitación.

Quién sabrá si fueron a seguir jugando o si terminaron metidos en la ducha apenas entraron.

*FIN*

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