(FIC) New Year Trip

Este shot lo escribí por fin de año, como regalo para Feli♥
Espero que este nuevo 2013 pueda escribir más cosillas que sean de su agrado y también actualice todo lo que me falta xD Bueno, disfruten~
♥

Título: New Year Trip (Viaje de Año Nuevo)

Autora: Axy

Parejas: YooSu

Género: Romance

Advertencia: NC-18/LEMON

El postre de aquella romántica cena terminó tirado en la alfombra junto con algunos cubiertos y platos.

Junsu estaba sentado sobre la mesa con Yoochun prácticamente encima de su cuerpo; besándole con todas esas ganas que había tenido reprimidas hasta ahora.

El pelinegro le arrancó la camiseta a su novio y buscó una vez más sus labios para profanarlos impúdicamente.

-¡¡Nggh!!- un gemido alterado se ahogó en la garganta del menor; ambas lenguas se acoplaban a la perfección dentro de la húmeda cavidad y luchaban para dominar la exploración en la boca contraria.

Las manos del rubio se aferraban a los hombros de su novio, quien lo tenía abrazado de la espalda, palpando con sus manos cuanta piel tiene al alcance. La camiseta de Yoochun no duró mucho en su lugar, y pronto estuvo acompañando a la del menor en el suelo.

Sus pieles arden en llamas, el deseo sube desde lo más hondo de sus cuerpos y les obliga a fundirse en uno. Sus labios se separan un momento permitiéndoles encontrar sus miradas, hay sincera lujuria ahí dentro.

No es la primera vez que les da aquel arranque de excitación y terminan haciéndolo en cualquier lugar; y saben que no tiene nada de malo disfrutarse de esa manera diferente, algo más salvaje; le da unos exquisitos tintes apasionados y rebeldes a su relación.

Especialmente cuando llevan ‘peleados’ más de un día.



~~*Flashback*~~



Seúl, Corea:

-¿¿SE VAN A CANCÚN??- el rubio tuvo que separar el teléfono celular de su oído para no quedarse sordo por culpa de ese grito que había dado su Hyung al otro lado del auricular -A ver, repíteme, ¿qué pasó?-

La pregunta de Jaejoong le hizo fruncir el ceño; lanzó un suspiro y se tumbó sobre la cama.

-¡Hyung! ¡Llevo hablándote de esto desde hace quince minutos!- se quejó cruzando uno de sus brazos sobre su cabeza.

-Lo sé, es que Yunho me distrae~-

-Mis padres compraron el viaje, hicieron las reservas y hace unos días mi hermano los invitó a pasar año nuevo con él en Japón. Y mi madre me dio los boletos… para ir con Yoochun- explicó por segunda vez. Poniéndose de pie nuevamente para sacar las prendas que le faltan de su cajón.

-¿Y a qué se debe esa pausa antes de mencionar su nombre?-

-No sé~ Es que estamos ‘peleados’- respondió quedito, terminando de guardar algunas camisetas en su maleta.

-¿Por qué ha sido?-

La pregunta del mayor suena en el auricular, pero el rubio está más distraído en no gritarle a esos pasos ‘sigilosos’ que se acercan a su puerta.

-Por sus celos tontos- responde alzando la voz, sabiendo que su novio le está escuchando justo tras de él.

El pelinegro enreda sus brazos en torno a la cintura del menor y se acerca cuanto puede, aferrándose a su cuerpo.

-¡¡JJ Hyung!! Junsu está molesto conmigo, ¡¡habla con él!!- pide, hablando hacia donde Junsu tiene sujeto el teléfono.

-¡¡Yoochun!!- el menor intentaba zafarse del agarre, empujándole los brazos para recibir en respuesta ese gesto de labios fruncidos que se forma inconsciente cada vez que está frustrado.

-Baby, ¿hasta cuándo vas a seguir así?- Junsu logra soltarse y lo va empujando hacia la puerta -Necesito besarte amor, en serio lo necesito- implora y como puede trata de sujetarle las manos.

-¡Sal de mi habitación Park Yoochun!-

-Ni siquiera me dices Chunnie, baby, siento que voy a morir- hace todo un melodrama, pero sigue retrocediendo por el simple hecho de no querer seguir molestando a su novio.

-¡Es tu castigo por celoso!- chilla finalmente y cierra la puerta, apoyándose sobre ella.

Unas risitas en su oído le recuerdan que sigue al teléfono.

-Lo siento Hyung- suspira por milésima vez y casi sonríe, recordando esos gestos que Yoochun le mostrara hace un momento.

-¿Y cuando piensas perdonarlo?- pregunta Jaejoong aún burlándose de la pequeña “escena” de la que fue testigo

-Ya lo hice~- susurra con voz cantarina y vuelve a su labor de terminar de armar su maleta.

-… ¿entonces?-

La simple pregunta le hace pensar seriamente. Sabe a la perfección que no puede estar molesto con su novio por más de 2 horas, pero ¿por qué esta vez le quería hacer la vida imposible?

Varias cosas pasaron por su cabeza, pero la más resaltante logró dibujarle una amplia sonrisa en el rostro, coloreándole las mejillas a la par.

-¿Nunca te ha pasado, que después de dejar en abstinencia a Yunho, la reconciliación es la mejor parte?- pregunta inocente y el reproche al otro lado de la línea no se hace esperar.

-¡Kim Junsu! ¡Yoochun te está contagiando lo pervertido!-

***

Aeropuerto, Sala de Embarque:

-¿Me dejas besarte?-

La cabeza del pelinegro está apoyada en el hombro del menor y susurra bajito para que solo él le escuche.

-No- responde apenas el rubio, sin dejar de jugar en su celular.

Yoochun se levanta de donde está apoyado y cubre su rostro con las manos, largando un suspiro frustrado.

-Amor, no quiero que estés molesto conmigo mientras viajamos… Sabes que odio los aviones… y solo cuando estoy sentado a tu lado puedo tranquilizarme- dice de corrido, captando la atención de su novio.

-Está bien… no estoy molesto. Pero aún no puedes besarme- le sonríe lindamente y recibe a cambio un gesto igual de deslumbrante.

-Ok, voy a comportarme- promete y se acerca un poco para apoyar sus hombros.

-…Puedes tomar mi mano, si quieres- ofrece con las mejillas coloradas, extendiendo su mano hacia la del pelinegro.

Sus dedos se entrelazan y es Junsu quien ahora trata de abstenerse; ‘castigar’ a su novio no es tan sencillo como parece.

-En serio lo siento mucho Junsu. Siempre término metiendo la pata hasta el fondo- habla bajito, volviendo a apoyar su cabeza en el hombro del menor, acariciando con su pulgar el dorso de la mano que tiene en la suya.

-Quiero que disfrutemos nuestro viaje, ¿si?-

***

Cancún, México:

La playa, el calor y el cielo anaranjado del atardecer los recibieron con alegría. Se instalaron en la hermosa habitación matrimonial que tenían reservada y al cabo de una hora, un encargado del hotel les anunció que también había una cena programada a nombre de la Sra. Kim.

La mesa de la habitación fue decorada con un largo mantel y dispusieron los platos como si de un restaurante se tratara. La comida se veía más que apetitosa, una mezcla de sabores caribeños y orientales para deleitar el paladar.

Los mozos terminaron de servir el postre y procedieron a retirarse; indicando que vendrían a recoger los platos a la mañana siguiente.

-Yoochunnie- le llama y juega con el tenedor sobre la crema chantillí del pie de fresa.

-Dime Baby- sus ojos le buscan al instante y se embelesa en ese hermoso tono rosado que se han apoderado de las mejillas del rubio.

-…Ya se terminó tu castigo- apenas balbucea. Los ojos de Yoochun se abren de par en par y esboza una sonrisa incrédula.

-... ¿Ya puedo besarte?- pregunta aún emocionado, enamorándose otro poco de ese pucherito avergonzado que se forma en labios de su lindo novio.

-Idiota, claro que pued-

Y en cuestión de segundos, el pelinegro se había puesto de pie para alzar en vilo a su novio y sentarlo sobre la mesa, atacando su boca con más ganas de las esperadas.



~~*Fin Flashback*~~



Los labios del mayor se pasean en la suave piel del cuello del menor, lamiendo y mordisqueando a su paso.

-¡Fuuuck Baby!- la voz de Yoochun escapa en un jadeo sexy cuando una de las traviesas manos del rubio apretuja el bulto entre sus piernas.

-Apenas estamos mm~ comenzando… y ya estás duro. ¡Aagh!- balbucea entre risas y jadeos, dejándose llevar por esa ávida lengua que ahora se pasea por su clavícula. El ruido obsceno que se crea es morbosamente placentero; el chasquido provocado por la saliva y los labios del pelinegro sobre la nívea piel de Junsu – ¡Ah! Haaa~- y suelta un gemido largo cuando succiona con su boca una porción de piel para dejar una marca allí mismo.

-Babe, quiero hacerte mío, ¡right now!- susurra con un tono sensual que crispa los sentidos del menor.

No saben exactamente en qué momento terminaron de quitarse los shorts, quizás estaban demasiado ocupados besándose nuevamente; pero ahora Yoochun frotaba descaradamente su erección (aún cubierta por los bóxers) en el trasero de su novio.

Los pezones del rubio estaban siendo tratados maravillosamente por la boca del mayor, sus labios dejaban besos y succiones, intercalando entre uno y otro para no restarle atención a ninguno de los dos.

-¡¡Mmm!! ¡¡Chun!! Haa~ ¡Tócame más!- las manos del pelinegro obedecen automáticamente y se apoderan de los redondos glúteos del menor; quiere tocarlos directamente, no sobre la tela de su ropa interior, pero ese ritmo que ha comenzado a imponer sobre su aún apresado falo le está enloqueciendo.

Sus entrepiernas duelen, están hinchadas a tope, pero no las liberan. Se encuentran de repente en aquel juego indecente de frotes desesperados contra el cuerpo contrario.

Los dedos del mayor hacen presión sobre las nalgas, se aferran a la suavidad de aquellos músculos y desencadenan un delicioso coro de gemidos queditos por parte del rubio.

-¿Te gusta así? ¿Mm?- pregunta absorto en el gesto cruzado de placer que le devuelve su novio, quiere oír su voz, quiere oírle gemir más fuerte, quiere hacerle gritar su nombre y perder absolutamente toda la cordura esa noche.

-¡Te quiero dentro!- asiente antes de gimotear desesperado; su propia mano busca como deshacerse de los bóxers, pero es inútil cuando Yoochun lo detiene – ¿Quieres tocarte?- le provoca y le sujeta ambas manos, alzándolas mientras lo recuesta totalmente en la mesa y logra apoyarlas sobre su cabeza.

Junsu niega y jadea más alto cuando su novio presiona su erección sobre su trasero.

-To-tocame tú- pide contra los labios del mayor antes de ser besado. El pelinegro se separa, baja sobre su cuerpo con besos por doquier, hasta que llega al borde de los bóxers y se los quita. Pero en vez de seguir tocándole y besándole, ha optado por alejarse un poco para simplemente mirarle.

Los ojos del rubio lo buscan desesperado y su novio solo le responde con una media sonrisa llena de lascivia.

-Tócate y déjame ver- ordena y jala una de las sillas para sentarse en ella y observar el espectáculo.

-¡Chun!- las mejillas de Junsu se tiñen más de la cuenta, le provoca esa actitud de parte de su novio, pero la vergüenza casi siempre le puede más y su faceta sexy tarda un poco en reaccionar.

El mayor opta por levantarse nuevamente y acercarse lo suficiente como para atraerle en un beso corto, sujetándole una de las manos para llevarla a la entrepierna descubierta.

-Imagina que soy yo, quiero ver lo que haces mientras piensas en mi- incita y le obliga a masajear la despierta erección; soltándole un momento más tarde para volver a la silla y mirarle.

-Mmgh~- jadea quedito mientras se masturba, cohibido en parte por esos ojos libidinosos que analizan cada uno de sus movimientos – ¡Ahh! Yoo…chuuun~- gime largo y decide seguir el juego que su novio ha iniciado, va a aprovechar todos y cada uno de los encantos que tiene, y sabe, enloquecen al pelinegro.

Pasea su mano desde la base hasta la punta, haciendo presión mientras sube; frota entre sus dedos la cabeza hinchada y rojiza, para luego volver a bajar delineando esta vez esa vena algo más marcada que al mayor siempre le ha parecido tentadora en extremo.

Jadea, gime y se retuerce bajo su propio tacto y la mirada de Yoochun; imagina que no es su mano, sino la boca de su novio la que lo hace temblar en placer. Las gotas de sudor comienzan a formarse sobre su piel, aumenta el ritmo del bombeo y el volumen de su voz sube varios decibeles.

El pelinegro quiso aguantar aquel dolor en su entrepierna, pero Junsu allí, así de entregado y excitado, le estaba haciendo delirar. Varios jadeos ya habían escapado de su garganta y había terminado quitándose los bóxers también, liberando la hinchadísima erección que al instante se alzó orgullosa y deseosa de invadir la estrecha intimidad del menor.

-Nnngh~ Aaahhh~- los gemidos del rubio inundaban la habitación, no había podido evitar anclar su mirada en ese pedazo de carne rojiza que su novio liberó hace un momento. En su mente se creaban una y mil fantasías que le encendían aún más. Con su mano libre tanteó su intimidad, notando a la par como el gesto del mayor cambia por uno sorprendido – ¿Te gusta aah~ que me toque así? Mmm~- pregunta sexy luego de haber cubierto de saliva sus propios dedos para poder comenzar a insertar uno.

-Me encanta- suelta al instante y carraspea cuando nota que su voz ha sonado más excitada que de costumbre; Junsu embiste con sus dedos contra su propio pasaje y el autocontrol del pelinegro se va esfumando con cada punzada que recorre su erección por la falta de atención. Se levanta y detiene al menor en sus acciones –Tócame- pide y con sus labios atrapa la piel del cuello de su novio, lame a lo largo y busca luego los labios para profanarlos con el más puro deseo.

-Mmm~ Cuando yo te pedí que me tocaras… no lo hiciste Chunnie- dice inocentemente una vez que se separan, y sin darle más importancia al asunto, continua moviendo sus dedos dentro de sí, haciendo gruñir al pelinegro.

-¡Fuck! Voy a hacerte gritar Kim Junsu- amenazó y sin previo aviso introdujo a la fuerza dos dedos para acompañar a los que ya estaban en el interior del menor.

-¡¡Aaahh~!!- chilló el rubio arqueando la espalda –Haa~~ ¡¡Yoochuuuun!!- el mayor embestía con fuerza, moviendo sus dedos junto con los de su novio lo más fuerte y rápido que podía.

Los 4 dígitos habían dilatado ya el estrecho anillo y el menor comenzaba a sentir los escalofríos placenteros recorrerle el cuerpo.

-Chun, ¡ya! Entra de una vez~- pidió jadeante; su cuerpo febril respingaba con cada roce, obligándole a soltar gemidos queditos.

-¿No querías que te tocara? ¿Eh, baby?- apartó la mano del menor y se dedicó a jugar el solo en la intimidad de su novio –Quiero ver cuántas veces logro hacer que te corras- sonrió lascivo y presionó sobre el punto g con sus dedos.

-¡¡¡Aaaahhh!!!- Junsu gritó y se retorció en placer, se sentía delicioso que le tocara justo allí. El líquido pre-seminal ya sudaba de su entrepierna, y amenazaba con hacerlo explotar en cualquier instante – ¡Nggh! ¡Aaah! Ah~ ¡Deja de jugar! Chunnie~- pidió pero fue en vano, solo logró que los dígitos se frotaran con mayor fuerza sobre aquel sensible lugar.

Sus gemidos se convirtieron en gimoteos mezclados con gritos ahogados; tenía la piel erizada y los escalofríos le atacaban con violencia obligándole a temblar. Sus uñas se aferraron a los hombros del pelinegro, arrancándole gruñidos y jadeos con cada arañazo que dejaba en su piel.

-¡Mmgh! ¿Estamos algo salvajes hoy?- descendió con su boca hasta el pecho de su novio, se dedicó a chupar y jalonear entre sus labios los ya duros pezones del rubio, regalándole un poco del mismo salvajismo que el menor le estaba dando a él.

-Ahh~ ¡Mier… da!- soltó entre dientes, sin saber que acababa de mandar un chispazo eléctrico en el cuerpo de Yoochun.

-¿Entonces ahora vas a hablar sucio?- preguntó para continuar con su juego de tortura, dándose cuenta algo tarde que el también estaba siendo torturado por el dolor en su entrepierna –córrete- susurró contra el oído del rubio, antes de morderle el lóbulo con cuidado.

-¡¡Agh!! ¡No hagas~ eso!- pidió entre gemidos, abrazándose al cuello de su novio.

-¿No? ¿Por qué? ¿Te excita?- repitió la acción y tuvo que sostener a Junsu cuando arqueó la espalda aún tembloroso, y se retorció en placer.

-¡¡¡Yochuuuuun!!!- chilló con la voz aguda y todo su semen fue a parar entre ambos torsos.

La intimidad estaba más que dilatada, continuaba recibiendo esos dedos de pianista que seguían perdiéndose una y otra vez en su interior.

Retiró su mano con descuido y limpió las manchas blanquecinas que estaban esparcidas en el torso de Junsu, con sus dedos, para llevarlas a su propia erección y lubricarla antes de penetrarle. Le abrió las piernas para poder acomodar la punta de su falo en la entrada del rubio, haciéndole estremecer nuevamente al sentir contra su anillo ese trozo ardiente de carne hinchada y dura.

-Métemela Chunnie~- gimió en tono sexy, mandando a la mismísima mierda el poquísimo autocontrol que quedaba en la cabeza del pelinegro.

En un solo movimiento se introdujo hasta el fondo, largando un gruñido entrecortado a la par que su novio gimotea en su oído, aferrándose con sus manos a los cabellos que caen sobre su nuca. Comenzó a embestir con fuerza, tocando el punto sensible del rubio con cada estocada, sintiéndose morir dentro de esas húmedas y estrechas paredes internas que presionan sobre su erección cada vez que llega profundo.

-¡Argghh! God~ Tan estrecho, ¡mnh!- la voz escapaba jadeante y excitada de su garganta, y comenzó a alterarse en sobre manera cuando la lengua rugosa y húmeda de Junsu decidió pasearse por su cuello, delineando su manzana de Adán, para luego bajar hasta succionar su clavícula.

La erección de Yoochun ardía dentro de su intimidad, le golpeaba con fuerza y velocidad sobre esa zona sensible que le volvía loco; su propia entrepierna había despertado nuevamente, alzándose hasta toparse con la piel bajo el ombligo del pelinegro.

Sus bocas vuelven a encontrarse y parece que les mantiene vivos el besarse fogosamente en vez de buscar oxigeno para sus pulmones; sus lenguas batallan sin tregua e incluso parece que estuvieran apareándose allí adentro.

Los dedos de Yoochun se aferran a las nalgas del menor, saliendo de repente de su interior para bajarle de la mesa y darle vuelta; acomodándole con el pecho y los brazos sobre el mueble, dejando su redondo trasero a disposición.

Se agacha a besar los muslos, subiendo hasta mordisquear esos músculos suaves de piel tersa y firme que conforman el apetecible trasero de su novio.

-¡Ahhg! ¡¡Yoochun!!- le reprocha cuando el mayor deja una cachetada en uno de sus glúteos, recibiendo al instante la boca del pelinegro sobre su columna.

Se vuelve a introducir en el contraído anillo del rubio, penetrándole con más velocidad esta vez. Controla el ritmo con las manos en las caderas del menor y juega con sus labios sobre la piel de la espalda descubierta.

-¡Mmh! Ahh~ ¡Ahí! Ahíii~- gime agudo y mueve su cadera al ritmo de las estocadas, creando nuevamente ese vaivén frenético que llevaban hace un rato.

Yoochun busca una de las manos de su novio, entrelazando sus dedos; y con la otra se abraza a la cintura, recostando su pecho sobre la espalda del menor.

Se pierden en el calor y el placer, anclados al mundo real por sus manos entrelazadas, el pelinegro busca como besar los rosados labios y Junsu voltea en el preciso instante, sonriéndole para invitarle al delicioso pecado.

Los labios gruesos se acoplan a los más delgados, sus caderas se chocan irrefrenables y sienten como se les nubla la cordura.

Sus gemidos se pierden en la garganta contraria, comparten el oxigeno por la cercanía y se sienten desfallecer ante esas llamaradas de fuego que les ahoga el subconsciente. Sus cuerpos tiemblan febriles y saben que están cerca, muy cerca.

El pelinegro esconde su rostro en la curva del cuello y hombro de su novio, y el rubio arquea un poco más su espalda, dándole mejor acceso para las últimas estocadas.

-¡Arrg!~ ¡¡Junsuuu!!- suelta un gemido grave y en una última embestida presiona su pelvis en el trasero del menor, lo presiona con fuerza y siente como le succiona desde adentro cuando la intimidad se contrae por culpa del orgasmo.

Su esencia se pierde dentro de la estrechez de Junsu, marcándole como suyo una vez más; sonriendo cuando siente la semilla del menor liberándose, ensuciando su mano aún apoyada en el vientre.

El menor terminó con la cabeza apoyada sobre la madera, jadeando con fuerza para llenar sus pulmones de aire nuevamente.

-¿Baby?- lo llama con una sonrisa, saliendo despacio de su interior, para abrazarlo mejor.

-Dios, Chun… Me has dejado en las nubes- confiesa con el rostro colorado a más no poder, enredando sus dedos en las manos que le buscan.

Logran ponerse de pie y ríen ante el desastre que han hecho en la habitación; el postre esparcido en el suelo, la mesa mojada de sudor y llena de fluidos que los encargados no querrán saber de donde salieron, la ropa tirada por doquier y el ambiente cargado con olor a sexo y comida.

Quizás desagradable para cualquiera, pero para ellos es simplemente perfecto.

Yoochun acomoda sus brazos tras la espalda y rodillas del rubio y lo alza en vilo para llevarlo a la cama. Se acomodan bajo las sábanas y se abrazan con recelo.

-Voy a confesarte un secreto- susurra cerca a los labios del pelinegro, recibiendo unos cuantos picos antes de poder continuar -…pero, no vayas a enojarte-

-Por qué habría de enojarme Susu? Acabamos de hacer el amor salvaje y deliciosamente, no podría enojarme por nada~- le besa las mejillas y reparte con sus labios todas las caricias que no pudo regalarle durante el tiempo que estuvieron ‘peleados’.

-La verdad… es que después de una hora desde que discutimos yo ya te había perdonado y quería buscarte para besarnos… pero… se me ocurrió tenerte en abstinencia un tiempito para… reconciliarnos y…- su boca fue atacada por la de Yoochun.

-Eres un pervertido- se burla sobre sus labios, apreciando el sonrojo que se expande por su rostro –Te haría el amor una vez más, pero con el viaje y la falta de sueño, estoy muerto- ríe bajito y roza su nariz con la del rubio.

-Tú me has dejado muerto a mi- sonríe también y se abraza al pecho del mayor, acurrucándose allí para poder dormir – ¿Entonces qué desayunaremos mañana?- pregunta ya con los ojos cerrados, riendo ante las ligeras cosquillas que son dejadas por los dedos del mayor sobre su columna.

-Yo planeo desayunarte a ti- le besa una vez más y mordisquea despacito su boca.

-Me parece bien~- suelta con su risita cantarina y se le hincha el corazón con ese ‘Te amo’ que Yoochun le susurra al oído.

-También te amo- responde de vuelta y el latir de sus corazones les arrulla para conciliar el sueño.

Su pequeño viaje por fin de año recién estaba comenzando; aún tienen mucho amor para entregarse y todo un nuevo año por delante.

*FIN*

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